Pregunta para Parlamento de Andalucía
El TLP es un problema para los adolescentes y la gente joven. ¿Por qué no se invierte en salud mental, así como en fomentar campañas de concienciación sobre la patología?
Soy Noelia y tengo 20 años. Hace 4 años, en plena adolescencia, me diagnosticaron el Trastorno Limite de la Personalidad, más conocido como TLP. Una situación causada por los cambios sentimentales ocurridos a lo largo de mi infancia y adolescencia.
El TLP, es una situación mental que se diagnostica normalmente a los 18 años, tras la adolescencia, una vez las personas construyen su personalidad y el criterio propio para convertirse en un adulto. Por ello, normalizamos los cambios y choques psicológicos tan bruscos a estas edades.
Para una persona tan joven como yo, las vivencias durante la niñez y la adolescencia es la principal causa de esta situación. Sentirse solo o encontrarse en tramas de perdida al igual que los abusos físicos, sexuales o psicológicos son algunas de las circunstancias que afectan al proceso.
Mis vivencias de socialización han sido complicadas. En algunas ocasiones he tenido ataques de ansiedad en lugares públicos delante de amigos y te sientes obligado a explicarles que te pasa. Para ellos es nuevo, el TLP es algo muy desconocido e intentas que no malinterpreten los actos que cometes sin intención alguna.
Entre el 2% y 5% de la población mundial sufre este trastorno y gran parte no será consciente de ello. Yo en un principio, cuando iba a la seguridad social me recetaban 3 pastillas diferentes y me generaban algunos efectos como el sueño que impedía llevar la vida corriente de cualquier estudiante. Decidí ir a un psicólogo privado y me ayudó mucho más de lo que la seguridad social hizo, simplemente eran citas de 30 minutos cada 3 meses lo que la sanidad publicaba me ofertaba.
Con esto, quiero utilizar la campaña para reivindicar una concienciación mayor con el TLP, aunque en los últimos años está empezando a despegar con algunos otros problemas mentales. Al igual que la situación de la sanidad pública es nefasta y consecuencia en que la gente tenga que gastar su dinero en ayudar a algo tan fundamental como es la mente. Un problema totalmente presente en las personas jóvenes y no tan mayores.