Pregunta para Parlamento de Catalunya
Me llamo Noelia, soy pedagoga y creo que el feminismo debería ser un valor esencial en la educación y en la sociedad en general. ¿Qué medidas están tomando para fomentar la coeducación y el feminismo en las aulas?
Me llamo Noelia, soy de Badia del Vallès (Barcelona) y soy pedagoga. Desde siempre he tenido mucha predisposición y ganas de estar con niños y niñas, jugar con ellos, enseñarles y también aprender de ellos. En realidad, en su momento quería estudiar Educación Infantil y, como no pude entrar, empecé Pedagogía con la intención de estudiar el primer año y luego hacer el cambio de carrera.
Sin embargo, cuando empecé el grado descubrí todo un mundo y me apasionó tanto esta profesión que decidí seguir adelante. La pedagogía es una especialidad indispensable no solo para la educación, sino para la sociedad en general. Gracias al grado, descubrí un abanico de posibilidades dentro de este campo, como el deporte, proyectos educativos, aulas hospitalarias o la investigación, una rama que puede ayudar muchísimo a detectar problemas y encontrar soluciones.
Creo que la pedagogía no está suficientemente valorada ni reconocida. Por eso decidí crearme una cuenta de Instagram para dar más visibilidad a esta profesión. Gracias a ello he conocido a muchas profesionales e incluso he participado en la elaboración de un dosier para trabajar el Día de la Mujer. Fue un proyecto muy bonito en el que trabajamos pedagogas, pero también maestras y psicólogas. Se trata de una guía donde proponemos actividades, desde la infancia hasta la adultez, para trabajar conceptos como coeducación, sexo, género, con la importancia de trabajar desde una perspectiva muy vivencial.
Estoy muy concienciada con el feminismo y me fijo mucho en las situaciones de machismo o sexismo que veo en el día a día, tanto en el trabajo como en la vida privada. Por ejemplo, una vez me puse a repartir juguetes a los niños y niñas en el recreo. Eran de diferentes colores, y los repartía indiferentemente de si era un niño o una niña. A un niño de cuatro años le gustó un juguete rosa, se puso a jugar con él, y desde la valla oí a alguien decir: “¡No quiero que mi hijo juegue con un juguete rosa!”. Sigue habiendo situaciones de machismo, estereotipos de género, niños y niñas que no encajan en con ciertos patrones, ya sea por estereotipos de género o por cánones de belleza… y se está actuando poco y tarde.
Por eso creo que el feminismo debería ser un valor esencial en la educación. Es primordial que desde pequeños se rompa con los estereotipos de género y se trabaje por la libertad de expresión, de sexualidad, sin prejuicios, para que cada uno sea quien quiera ser. Los profesionales de la educación tenemos un papel fundamental para educar en feminismo, y debemos tomar medidas preventivas, pero también reactivas. Tenemos que actuar ya, sin buscar culpables, sino soluciones firmes y contundentes. En este proceso es fundamental el trabajo en red.
Es importante que trabajemos unidas pedagogas y maestras, además también las familias, no olvidemos el papel fundamental que ejercen. Las maestras están con los niños y niñas en el día a día, pero nosotras como pedagogas, podemos dar herramientas para contribuir a un cambio. Aparte de trabajar en las aulas y centros educativos, también es importante valorar nuestro papel en ámbitos sociales y laborales para trabajar desde el feminismo en estos contextos igual de importantes donde la pedagogía tiene cabida.
Ante esto, quiero dirigirme a los miembros del Parlament de Catalunya, ya que soy de Catalunya y son mis representantes en dicha cámara, para que se impliquen más para conocer las realidades del sistema educativo y así puedan prevenir, detectar o abordar situaciones de machismo o sexismo y, en definitiva, fomentar el feminismo en la educación.
La pedagogas tenemos mucho por decir y, como decía antes, no estamos suficientemente reconocidas en general, y tampoco en el campo educativo. Con esta pregunta, también quiero decirles que pueden contar con nosotras para investigar, dar herramientas y materiales y, en definitiva, contribuir al cambio, no solo en la educación, sino en la sociedad en general.