Pregunta para Congreso de los diputados
Me llamo Oihana Murguiondo, tengo 37 años y convivo con una enfermedad llamada Acalasia. ¿Cuándo se le va a dar cabida desde Sanidad a las terapias alternativas para que los niños puedan crecer con un buen desarrollo médico sin efectos secundarios?
Hola. Me llamo Oihana Murguiondo, tengo 37 años y convivo con una enfermedad llamada Acalasia.
A mí me diagnosticaron Acalasia en octubre del 2019. Empecé con síntomas un tiempo atrás, pero era muy esporádico. No me preocupé hasta que empecé a vomitar la comida tal cual la había tragado y desde el esófago. Se veía claramente que no llegaba al estómago. Incluso, empecé a no tolerar líquidos. Había días en los que vomitaba el agua, una infusión, el café… Los líquidos siempre al poco tiempo de haberlos ingerido, pero los sólidos no.
Las pruebas fueron rápidas, determinantes. Me confirmaron el diagnóstico bastante rápido. Las pruebas que me realizaron fueron: una gastroscopia donde ya se sospechó que podía tratarse de Acalasia, un esofagograma o prueba de bario, y la determinante, una manometría de alta resolución. Ahí se confirmó: Acalasia tipo 2.
La Acalasia es un trastorno poco frecuente que dificulta el paso de alimentos y líquidos desde el esófago hacia el estómago. Se produce cuando se dañan los nervios del esófago. En consecuencia, el esófago se paraliza y se dilata con el tiempo y, finalmente, pierde la capacidad de empujar la comida hacia el estómago. Entonces, la comida se acumula en el esófago. A veces, se fermenta y regresa a la boca, donde puede tener un sabor amargo.
Esta afección me ha influido en mi día a día. Evitaba comer fuera de casa, con gente. Si por algún motivo comía en un restaurante, procuraba sentarme cerca del baño por si tenía que correr para vomitar. Cuando estaba trabajando, había días en los que tenía que bajar corriendo al baño sin poder avisar a nadie. Trabajo en la recepción de un hotel.
Ha sido un proceso de altibajos emocionales. Hasta que llegó la aceptación, estaba enfadada y angustiada. Pasé de estar súper feliz porque acababa de ser mamá, a verme con una enfermedad incurable y progresiva para los médicos. Empezar a desayunar por la mañana y no poder, me cambiaba el ánimo de un segundo a otro. Era desesperante querer comer y no poder.
Actualmente tengo síntomas leves. No me he operado. Iba a hacerlo el pasado mes de abril, pero al final decidí anularlo todo. Además, tengo la suerte de no padecer espasmos. Son unos dolores torácicos horribles, súper dolorosos. Pueden durar desde minutos hasta horas y, en algunos casos, incluso un día o dos enteros.
Me he tratado con medicina China. También estoy haciendo otras muchas cosas por mi cuenta. He tomado tratamientos naturales y medicina natural, sin efectos secundarios. Además, estoy trabajando mucho el tema emocional, bloqueos emocionales, traumas, etc. Y, por supuesto, crecimiento personal. Creo que es indispensable.
Hay mucha gente que no llega a comprender mi enfermedad. No es fácil, soy consciente, pero, actualmente, algunos familiares, cuando me ven comer, dicen: “¡Ah, que bien estás comiendo!”. Todavía no han entendido que el hecho de que la comida me entre en el momento de ponerme a comer, no es garantía de que no la vaya a vomitar más tarde.
Me gustaría que se supiese que lo incurable no existe. Sanando el interior, el cuerpo manifiesta curación. Las enfermedades crónicas se pueden superar, pero no es un camino fácil. Existen estudios que dicen que el 90% de las enfermedades son de origen emocional, pero esto no interesa que se sepa. Las enfermedades dan muchísimo dinero.
En cuanto tienes un dolor, acudes al médico y en vez de ir a raíz de ese dolor, rápidamente te recetan algo. Los medicamentos tienen muchísimos efectos secundarios.
En mi caso, la cirugía me pareció el camino fácil. Te tapan los síntomas, en general, con fecha de caducidad. A la mayoría de personas le aparecen los síntomas al cabo de los años. Conozco muchísimos testimonios y los propios cirujanos te dicen que no es garantía de por vida. No hay que ignorar las señales de tu cuerpo.
Por todo lo plasmado, lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados para que haya visibilidad e investigación para la Acalasia y el resto de enfermedades minoritarias.
Por otro lado, me encantaría que cambiara la Sanidad y le diera cabida a diferentes terapias alternativas para que los más pequeños de nuestras casas no tengan que pasar por lo que estamos pasando algunos adultos.
La medicina debería ver al ser humano como un TODO y no lo hace, lo trata por partes, porque así funciona la medicina tradicional, por especialidades. Cada vez enfermamos más jóvenes, con enfermedades incurables, crónicas, etc, y los niños deben crecer con un buen desarrollo médico.
Por último, es necesario que se ofrezca ayuda psicológica a los pacientes diagnosticados con cualquier enfermedad. Hasta que llegamos al proceso de aceptación, el camino es muy difícil. En mi caso personal, que me he tratado con diferentes especialistas como, por ejemplo, medicina natural, la mejora es asombrosa. He perdido la cuenta del dinero que me he tenido que gastar y las ayudas o subvenciones son necesarias puesto que todos formamos parte del sistema sanitario.