Soy Oyirum, tengo 22 años, resido en Tarragona y padezco Atrofia Muscular Espinal, una enfermedad neurológica degenerativa. Esto no determina quién soy, y estoy intentando luchar para que la gente deje de usar un tono paternalista con las personas que padecemos esta enfermedad u otras clases de movilidad reducida. Queremos luchar por nuestro derecho a tener una vida digna.

Me crié en Tarragona y he tenido la gran suerte de crecer en una familia que me ha apoyado y se ha adaptado a mi estilo de vida en todo momento. Actualmente tengo un segundo grado de discapacidad y un 89% de dependencia, por lo que necesito una persona que me ayuda a hacer algunas tareas básicas en mi dia a dia.

Todos los días me encuentro con obstáculos que limitan mi libertad de movimiento: no puedo coger el trasporte público para ir a la universidad y esta tampoco está adaptada a las personas que usamos silla de ruedas.

Actualmente estoy en mi último año de la carrera de Ciencias Biomédicas, y me preocupa un poco el futuro por distintos motivos. En primer lugar, este año tendré que incorporarme al mundo laboral, que actualmente no está preparado para la gente como yo. Los laboratorios no disponen de ningún tipo de adaptación a las personas de movilidad reducida, y considero que estos espacios de trabajo deberían de ser más inclusivos. Todos tenemos el mismo derecho a trabajar.

Por otro lado, el tema de la vivienda es una de mis mayores preocupaciones. Ahora mismo resido en un Colegio Mayor, donde estoy, pero solo voy a poder estar ahí hasta que termine a Universidad.

Ahora mismo estoy en las puertas de la vida adulta y dentro de poco querré independizarme, pero creo que va a ser muy complicado conseguirlo. Es imposible pagar la ayuda que necesito, además de un alquiler y los gastos de la vida diaria, sin tener garantías para acceder a un trabajo digno.

A las personas con discapacidad se nos ha despojado de dignidad y autonomía, siempre hay una visión paternalista hacia nosotros. Se nos está obligando a estar confinados en nuestras casas con nuestras familias, y se nos quita el derecho a la independencia.

Yo quiero ser autónoma, y considero que las personas con movilidad reducida, teniendo en cuenta las dificultades que tenemos para trabajar, deberíamos de optar a una vivienda digna y de calidad.

Considero que España (o mi comunidad Autónoma, Cataluña) debería de tomar el ejemplo de países como Dinamarca, Alemania o Bélgica, donde destinan amplios fondos para que todas las personas con movilidad reducida tengan garantizado un techo digno bajo el que vivir, y así fomentar su autonomía.

Por este motivo, siendo de Barcelona, me dirijo a los políticos del Parlament de Catalunya para que propongan medidas concretas para garantizar una vivienda digna y de calidad a las personas que, como yo, tenemos movilidad reducida, y así mejorar nuestra autonomía y calidad de vida.