Me llamo Pablo y vivo en Catalunya. Estuve un tiempo notando molestias en la garganta que no se me curaban. Por aquel entonces, yo trabajaba mucho y achacaba que me sentía, también, cansado, al trabajo. Acudí dos o tres veces al médico, pero cuando me exploraban concluían que estaba en buen estado de salud. Aun así, una vez me proporcionaron una medicación en Urgencias que me hizo reacción; me empecé a encontrar muy mal. Al día siguiente de haber empezado a tomar la medicación en cuestión, decidí acudir al hospital de nuevo debido a los efectos que la misma me generaba. Allí, me visitaron de nuevo e indicaron que todo estaba bien, pero yo quise que me hicieran una analítica. Me dieron los resultados el mismo día y ya me quedé ingresado. Los médicos me anunciaron que padecía una leucemia y me empezaron a tratar con quimioterapia.

Después de recibir seis sesiones del tratamiento mencionado, me derivaron a Barcelona porque los médicos consideraron que necesitaba someterme a un trasplante de médula ósea alogénico y la práctica no se realizaba en Lleida. Uno de mis tres hermanos era compatible conmigo al 100% y fue mi donante. Después del trasplante, salí del hospital, pero mis condiciones físicas y la necesidad de que desde el hospital me visitaran constantemente supuso que me tuviera que quedar en Barcelona por una temporada más. Me trasladaban al hospital en ambulancia, tenía que vigilar mucho con la comida, tenía que llevar siempre mascarilla, etc. Desarrollé muchos virus y necesité numerosas trasfusiones. En estos momentos, estoy tomando quimioterapia oral diaria y estoy a la espera de que los médicos revisen su efectividad. Por ahora, me someteré a revisiones de control cada 15 días.

El proceso de enfermedad por el que he transitado hasta el momento me ha hecho percatar de que hay una carencia en lo que se refiere al soporte asistencial hacía los pacientes de cáncer por parte de las instituciones públicas. Yo tuve que trasladarme de Lleida a Barcelona, ya que es impensable hacer el trayecto que separa las dos ciudades cada día que necesitaba acudir al médico (por las condiciones físicas, pero también por el coste que genera el desplazamiento). Aun preguntándolo, nunca se me ofreció ningún tipo de alojamiento donde poder estar durante el tiempo que necesitaba pasar en Barcelona debido a la enfermedad; ni a mí ni a mi familia, que estaba conmigo, ya que yo en muchos momentos no me valía por mí mismo.

Considero imprescindible que las instituciones tengan en cuenta este punto y que puedan plantear algún tipo de ayuda pública accesible a todas las personas que lo necesiten en pro de facilitar las estancias cerca del hospital a los pacientes y a los familiares de los mismos que no pueden evitar el traslado temporal, ya que es forzado debido a la enfermedad. Por lo presentado, me dirijo a los políticos del Parlament de Catalunya, puesto que son quienes me representan, para que me respondan a la pregunta: ¿Por qué no se incentivan las ayudas relacionadas con el acceso a alojamiento para los pacientes y familiares que no tienen posibilidad de volver a casa después de cada visita?