Pregunta para Asamblea de Madrid
Me llamo Paloma y estoy superando un cáncer de cérvix: ¿Por qué no se destinan más recursos a la educación sexual durante la adolescencia?
Me llamo Paloma, tengo 34 años y vivo en Madrid. En enero de 2020 me hice una revisión rutinaria con mi ginecóloga. Me hicieron una citología y de la prueba los expertos constataron que presentaba células alteradas. La biopsia indicó que tenía el papiloma humano VPH-16. El número es muy importante, porque indica el nivel de riesgo de padecer cáncer. Los tipos 16 y 18 son de alto riesgo y si el organismo no es capaz de eliminar la infección por sí mismo, en 9 o 10 años puede causar cáncer. Yo estoy vacunada del Papiloma Humano, me vacuné en 2012 porque cuando conocí a mi exmarido, él se lo estaba tratando, y me dijo que con preservativo no se contagiaba. Nada más lejos de la realidad. Es muy importante vacunar a niños y a niñas antes de su primera relación sexual. Hay mucho desconocimiento sobre este tema porque se sigue vacunando solo a las niñas. Yo he ido cada año a mis revisiones de ginecología, nunca he tenido nada, y he tenido mucha suerte de que me lo hayan podido detectar en la revisión, porque a mí no me dolía nada. No quiero pensar qué hubiera pasado si llego a tener la revisión en marzo, porque la hubieran retrasado hasta junio por la Covid -19 y seguramente mi situación actual sería muy distinta.
Me dijeron que me tendrían que operar y que la intervención sería ambulatoria. Me quitaron un pequeño trozo del cuello del útero. Después de la operación, tuve tres días de hemorragia y volví a la normalidad. El 14 de marzo nos confinamos y al cabo de dos días llamaron para darme los resultados de los análisis hechos de la materia que me extrajeron durante la operación. Mi pareja y yo tuvimos que ir en aquel mismo momento que llamaron al hospital porque nos anunciaron que me habían diagnosticado un tumor maligno y que ya no estaba localizado sino que tenía infiltraciones. Se llamaba adenocarcinoma endocervical con infiltraciones. El ginecólogo me dijo que esto “se escapaba de su liga” y tenía que verme un oncólogo. Ya tenía cita para el día 25 de marzo, y yo no quise esperar hasta entonces para empezar a tratarme. Mi padre murió de cáncer y sé que la edad influye en la velocidad a la que se reproducen las células. La sanidad pública estaba en un momento crítico debido a la incidencia de la pandemia de la Covid-19 y empezamos a buscar oncólogos privados por nuestra cuenta. También me asesoró una amiga médico, que me recomendó que acudiera a urgencias al Hospital Universitario Puerta de Hierro, pero me citaron en oncología para la misma fecha, 25 de marzo. Finalmente, pude conseguir que me vieran en el Hospital MD Anderson Cáncer Center Madrid el día siguiente a que me dieran el diagnóstico. Durante esta misma visita me hicieron un TAC y el 27 de marzo ya me estaban operando.
Los médicos constataron que el tumor, que el 3 de marzo medía 6 milímetros, el 27 de marzo había crecido hasta casi llegar a los 2 centímetros. Tuve mucha suerte de encontrar un sitio para operarme rápidamente. Durante la intervención que se suele hacer para este tipo de cáncer, miran los ganglios centinelas y determinan si son positivos o si son negativos. Si son positivos significa que hay metástasis. Los míos dieron negativo. Con mi pareja estuvimos cuatro días en el hospital. Él tuvo que quedarse confinado conmigo por protocolo de la Covid-19. Volvimos a casa y estuve tres semanas de baja en la cama. Finalmente, el 14 de abril me llamó el oncólogo y me comunicó que “los bordes no estaban afectos”; buenas noticias, había salido todo bien, pero al no haberme tratado con quimioterapia porque quiero ser madre, y al tener infiltraciones, el tumor puede reproducirse en cualquier momento, por lo que a día de hoy sigo en revisión cada dos meses. Partido a partido. Hay riesgo en este sentido porque puede ser que me encuentre en la situación de que se reproduzca el tumor y no pueda ni abortar ni recibir tratamiento mientras estoy embarazada. Me estoy planteando un plan de vida A sin niños, por lo que pueda pasar. Y un plan B, con niños. Sobre este tema, también nos hemos planteado la gestación subrogada, ya que mi cuñada se ofreció, pero no está regulada en España.
Es por todo esto que me dirijo a los políticos de la Asamblea de Madrid, que son quienes me representan, para que concreten por qué no se regulariza la gestación subrogada y porque no se valora la necesidad de invertir en la educación sexual y en un plan de vacunación a niñas, y también niños, porque el riesgo para ellos es menor, pero sí lo contagian. El 80% de mujeres del mundo tiene el virus del papiloma humano, según mi oncólogo. Pienso que de constatarse este volumen, la prueba debería ser anual y estar incluida en la revisión ginecológica por ley.