Pregunta para Congreso de los diputados

Para fomentar una educación sin estereotipos de género, es imprescindible el trabajo conjunto entre familias, escuelas y profesionales externos. ¿Por qué no se facilita más el acceso de estos profesionales en los colegios e institutos?

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Me llamo Pamela, soy de Andújar (Jaén) y vivo en Madrid. Soy actriz, comunicadora y me dedico al activismo desde el teatro. A través del monólogo No solo duelen los golpes, inspirado en mis vivencias como víctima de violencia de género durante la adolescencia, intento concienciar sobre la sociedad en que vivimos y la importancia de cuestionárnoslo todo desde pequeños.

Este monólogo lo llevo a teatros, pero también a institutos de toda España. Por mi experiencia, veo que los mensajes llegan mucho más a través del arte que por otras vías, como podría ser una charla. El arte llega a las emociones, genera empatía y ayuda a concienciar, en este caso, sobre el sistema en el que vivimos, pero podría ser sobre cualquier otro tema, como el bullying.

Solemos relacionar la educación con la escuela y la familia, pero en realidad hay muchos más pilares que contribuyen a ello: televisión, cine, videojuegos, redes sociales… Por mucho que se trabaje desde las escuelas y las familias, hay aprendizajes que adquieren los niños y adolescentes y que no podemos controlar.

Un claro ejemplo es el de mi hijo, que tiene seis años y, hasta hace poco, le encantaba pintarse las uñas y llevar camisetas de purpurina. Debido a la sociedad patriarcal en la que vivimos y la masculinidad hegemónica como eje central, ha visto que ya no puede hacer eso, porque “es de niñas”. Es algo que ni yo no la escuela le hemos enseñado.

Para contrarrestar estos aprendizajes de las películas, redes sociales, etc., es importante que haya un trabajo conjunto entre las escuelas y las familias, en el que se fomente la coeducación, una educación desde una perspectiva de género y/o una perspectiva feminista. En otras palabras, una educación que no sesgue según los estereotipos de género que se llevan años fomentando.

Dentro de este trabajo conjunto, nuestro papel como profesionales externos es imprescindible. Los alumnos y alumnas, especialmente en la adolescencia, hacen más caso a una persona nueva que a alguien que forma parte de su día a día, como un padre o madre o un profesor, algo que es totalmente normal. Por eso los mensajes que lancemos como activistas, psicólogos, pedagogos, sexólogos, etc. pueden llegar con mucha más fuerza.

Ante esto, quiero dirigirme a los miembros del Congreso de los Diputados para que desde los centros escolares, tanto de educación primaria como secundaria, se facilite el acceso de profesionales externos que intentamos educar desde una perspectiva que fomente el respeto, la igualdad y la humanidad.

Todos estamos muy condicionados por la sociedad en la que vivimos. Tenemos pensamientos muy arraigados que ni siquiera nos hemos planteado, pero, como digo en mi monólogo, todo lo que se aprende se puede desaprender.

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