Pregunta para Congreso de los diputados

“En septiembre, todos sin pañal”. ¿Cuándo se aceptará que hay niños y niñas de tres años que llegan al colegio sin controlar sus esfínteres, y se dejará de practicar esta forma de violencia, tan humillante y agresiva hacia los más pequeños?

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Me llamo Paola, soy de Valencia y soy maestra de educación infantil, directora de las escuelas Dinoschool y madre de dos niños. Me dedico a hacer activismo y divulgación sobre la infancia, para así contribuir a que en las familias y en los centros acompañen a los más pequeños desde una crianza respetuosa.

Un tema que lleva décadas agrediendo a muchos niños y niñas de tres años es la norma que utilizan muchos colegios de “en septiembre, todos sin pañal”. Es decir, cuando empieza la escolarización, se supone que los niños y niñas deben tener la capacidad de controlar sus esfínteres.

Lo que muchos no entienden es que el control de esfínteres es algo que se consigue a través de un proceso madurativo, un proceso totalmente natural, en el que la interferencia adulta no tiene ninguna influencia. Sin embargo, hay familias que se pasan el verano intentando conseguirlo, agrediendo su desarrollo natural y generando estrés y frustración.

Por mucho que se intente, como decía, hay niños y niñas que se escolarizan sin todavía tener este control, especialmente los nacidos a finales de año (octubre, noviembre y diciembre). En lugar de adaptarse a esta realidad, desde muchos colegios se obliga a que venga un familiar a cambiarles, dejando el niño/a apartado, avergonzado, mientras espera a que llegue. Es una forma aberrante de humillar y agredir a un niño/a de tres años.

Veo que hay un problema sobre el concepto que tenemos del oficio de maestro/a y sobre lo que significa. Hay docentes que dicen “yo no he estudiado para esto” o “a mí no me pagan para hacer esto”, pero el papel del educador infantil no es solo educar, sino también hacer humanidad, y tareas como acompañar a un peque en lo que necesite forma parte de ello. También hay docentes que están dispuestas a hacerlo, pero el problema es que muchas veces se les prohíbe, porque si no la otra parte del claustro también lo tendría que hacer, o simplemente porque son las normas del centro.

Es por todo esto que quiero dirigirme a los miembros del Congreso de los Diputados, ya que esto ocurre en centros de todo el territorio español, para que se forme al profesorado sobre el control de los esfínteres, que cambie a un niño/a si no ha podido controlarlo, y que se acabe con esta práctica tan abusiva y humillante hacia los más pequeños.

Ir a buscar a un hijo/a que no ha podido aguantarse para cambiarle, esperando apartado y avergonzado en el colegio, podría pasarle a cualquiera de nosotros. Es momento de establecer unos mínimos que sean innegociables para con el acompañamiento y educación de la infancia, esto no puede pasar. Como portavoz de muchos docentes y familias que quieren un cambio en la mirada para el acompañamiento del segundo ciclo de infantil, no voy a parar hasta que esta práctica abusiva y vergonzosa se elimine de la educación.

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