Pregunta para Parlamento de Catalunya

¿Tuve trastorno de la conducta alimentaria durante más de una década. ¿Por qué desde los colegios no se dan más herramien?

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Laia García Aliaga Pregunta de Laia García Aliaga

Me llamo Laia, soy abogada especialista en derecho de familia y derecho animal y soy superviviente de un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). No está del todo claro cuándo empecé a tenerlo, pero cuando empecé a tratarme a los 21 años, estuve repasando mi infancia con las profesionales e incluso recuperando diarios personales. Ahí vimos que ya con ocho años tenía una mala relación con la comida

Hay mucho estigma respecto a las enfermedades mentales en general y en los TCA en concreto. Incluso yo misma no pensaba que tenía un TCA, ya que para mí esta enfermedad solo las tenían las chicas con infrapeso, que se les había ido el periodo y se les caía el pelo.

Ahí está el problema del desconocimiento que hay de los TCA. En realidad, la mala relación con la comida es solo la punta del iceberg, debajo hay una serie de vivencias, traumas o dinámicas que son las que han llevado a ese problema con la comida. En mi caso, uno de los principales detonantes fue la cultura de la dieta con la que había crecido en casa. En mi núcleo familiar, siempre se estaba a régimen, siempre se hablaba sobre la comida, el peso y el cuerpo, tanto nuestro como de personas ajenas al núcleo familiar.

También muchas veces los TCA van acompañados de otro problema de salud mental. En mi caso, fue un trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Tener TOC hizo que mi TCA no me condicionara tanto mi día a día de cara a la gente. Es decir, tenía una mentalidad tan rígida respecto a la vida que tenía que llevar (estudiar, tener trabajo, independizarme, tener vida social…) que no parecía que tuviera ningún impedimento. Por eso era más difícil que se me notara que tenía TCA. Ahora bien, en el ámbito privado, mi enfermedad sí me impedía mantener una vida normal y saludable y sí condicionó mi día a día.

Después de años de terapia y de aprender y desaprender muchas cosas, me recuperé a los 26 años. Por fin logré quererme a mí misma, tanto si peso 60 kg como si peso 90 kg y sin importar lo que comente la gente, como cuando me preguntaron si haría dieta cuando sabían que me iba a casar para que “me quedara bien el vestido”, o como cuando después de mi divorcio me felicitaron por haberme adelgazado, cuando está claro que no estaba bien.

La cultura de la dieta está muy arraigada en nuestra sociedad y cada vez se fomenta más en las redes sociales, lo que me parece muy peligroso. Por la experiencia que tuve yo, creo que la prevención desde la infancia y la adolescencia es clave, no solo formando y concienciando al alumnado, sino también a los familiares.

Ante esto, quiero dirigirme a los miembros del Parlament de Catalunya, ya que soy catalana y son mis representantes en dicha cámara, para que desde los centros escolares se den más herramientas a padres y madres para prevenir los TCA o detectarlos a tiempo.

Para ello, es fundamental que se forme al personal en las escuelas. Si los propios maestros no reciben formación y el psicólogo del centro tampoco tiene tiempo de visitar a cada alumno, difícilmente podrán darse cuenta de ciertas conductas que ayuden a detectar un TCA u otro problema de salud mental, y difícilmente podrán ayudar a los familiares del alumnado a hacer lo mismo.

Cuando empecé a tratarme con 21 años, recuerdo ver a niñas de 13 y la verdad es que sentía envidia. Una puede pensar que es una lástima que tan joven ya esté así, pero es mucho mejor que empiecen a luchar contra la enfermedad lo antes posible. Cuanto más se tarda, más difícil es tratarla, aunque no imposible, por supuesto. Por eso abogo tanto por la prevención y el abordaje desde edades tempranas, que es cuando suelen empezar este tipo de enfermedades.

Si queréis saber más, en mi cuenta de Instagram comparto contenido relacionado con los TCA, la mentalidad body positive y la cultura de la dieta.

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