Me llamo Patry, tengo 35 años y soy madre de dos niños. Dando el pecho a mi segundo hijo, me percaté de que tenía un bulto. Llamé al médico de cabecera que me atendió por teléfono debido al contexto de pandemia. Me dijo que como era madre lactante, no debía preocuparme. Aun así, yo no me quedé tranquila, así que decidí pedir cita mediante el seguro privado. Esto era un jueves y me citaron para el lunes siguiente. Cuando acudí, me hicieron una ecografía mamaria y ya me anunciaron que los resultados no parecían buenos. Este mismo día me practicaron, también, una biopsia urgente.

La semana siguiente, la cirujana me llamó y me informó de que padecía un cáncer de mama con un porcentaje de crecimiento bastante rápido. Los médicos consideraron que debido a lo último, no podía esperar, así que me derivaron por vía urgente a la Seguridad Social, pero siguieron atendiéndome por el privado. Mediante el seguro, todo fue muy rápido. Me diagnosticaron en mayo de 2021 y el 7 de julio me intervinieron quirúrgicamente para quitarme el pecho afectado. En la Seguridad Social, en cambio, ya me dijeron que hasta noviembre o diciembre del año en cuestión no podrían operarme. Con la reconstrucción me dejaron un expansor puesto. Los médicos consideraron que no necesitaba quimioterapia, pero si someterme a un tratamiento hormonal que se alargará durante cinco años.

El 21 de diciembre me quitaron el expansor y me pusieron una prótesis en el espacio que dejó el pecho afectado. Aun así, el pecho sano lo dejaron como era anteriormente. Tuve que pagar una prótesis para el pecho en cuestión para que se igualaran. He asumido un gasto de aproximadamente 4.000 euros para devolverme a mí misma, lo que me ha quitado una enfermedad que yo no he elegido para nada. Tanto el seguro privado como la Seguridad Social consideran que el hecho de igualar los pechos y, por lo tanto, intervenir también el pecho sano es una cuestión estética, pero yo considero que es básicamente un negocio. No se trata de una cuestión estética para la persona que ha sobrevivido a un cáncer, se trata de una cuestión psicológica y de bienestar emocional. También considero que hay un negocio muy potente detrás de otros aspectos que se relacionan con el contexto de enfermedad como serían las pelucas, los pañuelos, las cremas, etc.

Es por lo presentado que me dirijo a los políticos del Parlamento de Andalucía, ya que son quienes me representan, para que me respondan a la pregunta concreta: ¿Por qué no se garantiza que las pacientes de cáncer de mama pueden reconstruirse sin tener que pagar la operación y sin tener que esperar durante más de dos años?