Me llamo Patricia, soy de Tenerife, tengo una hija de dos años y medio que se llama Valentina y soy educadora infantil. Cuando terminé el ciclo superior en Educación Infantil, estuve trabajando en una escuela, y cuando me quedé embarazada de Valentina me coincidió con la finalización del contrato. Ahí decidí parar un tiempo y céntrame en el embarazo y en la crianza.

Antes de que naciera Valentina, me empecé a informar sobre la alimentación en bebés, y decidí hacer un curso de asesoramiento en baby-led weaning (BLW) y alimentación complementaria (AC). A partir de ahí fui haciendo publicaciones en mi cuenta de Instagram con información de interés y consejos para padres y madres, y empecé a tener cada vez más seguidores.

Además, tengo una compañera que es enfermera en pediatría, y con ella empezamos a hacer un taller para padres y madres, que a día de hoy seguimos haciendo. En estos talleres, vemos que hay muchísima desinformación y muchos profesionales que están desactualizados. Me llegan dudas constantemente de familias que les dicen desde pediatría que les dé lactancia hasta los seis meses. En realidad, la leche materna o de fórmula debería ser exclusiva hasta los seis meses, momento en el que se empieza con la AC hasta los 12, pero la leche sigue siendo su alimento principal. De hecho, la lactancia materna se recomienda hasta los dos años y hasta que la madre y el bebé decidan. 

Uno de los mitos más generalizados es el de los cereales en el biberón. Esta consulta la tengo constantemente, ya que muchos pediatras les dicen que recurran a este alimento. Justo ayer me escribió una madre a quien le dijeron que, como su bebé está un poco por debajo de su peso, le había dicho que dejara la lactancia materna, porque no era buena para él (cosa que es absurda), y que le diera leche de formula y biberón con cereales en todas las comidas. Hay que saber que los cereales en el biberón pueden causar caries, por lo que me parece peligroso que profesionales lo recomienden de forma tan deliberada.

En las redes sociales he visto que se recomienda mucho la leche de crecimiento, y es algo que tampoco entiendo. Solo por el hecho de tener tanto azúcar, no debería promocionarse tanto, y menos con la publicidad engañosa que se utiliza. Además, muchas personas que fomentan la leche de crecimiento dicen que la leche de vaca es mala para los bebés, y esto es totalmente falso. Cuando un niño o niña toma leche de fórmula, se recomienda que a partir de los 12 meses empiece una transición hacia la leche de vaca. En cambio, en los que toman leche materna no es necesaria esta transición.

También veo que en las consultas de pediatría se habla poco del BLW y la AC. El BLW, cuya traducción podría ser “alimentación guiada o autorregulada por el bebé”, es una forma de dar AC a partir de los seis meses, siempre como complemento a la leche, ya sea materna o de fórmula. Consiste en ofrecerles comida en su estado natural, es decir, en sólido, sin triturar ni mezclar con otros alimentos. Por supuesto, los alimentos deben ser blandos y en un formato que permita al bebé cogerlo y comérselo por su propia cuenta, por ejemplo con un palo que lo sujete, como si fuera un helado.

A las familias les encanta este método, ya que tiene muchos beneficios. Para empezar, ayuda a los bebés a tener más autonomía a la hora de comer. Además, es una forma de que conozcan los alimentos que toman: el sabor, la textura… Si se mezcla todo en un puré, no se puede distinguir un ingrediente del otro. Finalmente, es una forma de que el bebé se autorregule, es decir, cuando toma una papilla no tiene la libertad de decidir qué cantidad comer, y en cambio con el BLW puede saber mejor qué es lo que esté comiendo y qué cantidad quiere.

Es por esto que me quiero dirigir a los miembros del Parlamento de Canarias, ya que soy de las Islas Canarias y son mis representantes en dicha cámara,para que el personal de pediatría reciba más formaciones y así esté más actualizado sobre nutrición infantil.

La Asociación Española de Pediatría publica contenido actualizado sobre este tema, pero de nada sirve si luego los profesionales que tratan a nuestros bebés no están suficientemente actualizados y no disponen de la formación necesaria para asesorar correctamente. Quiero que los padres y madres tengan información actualizada y contrastada, que tengan una guía a la que puedan recurrir, y esto debería empezar por las consultas de pediatría.