Pregunta para Congreso de los diputados
La educación sexual debe ser una asignatura obligatoria ¿Por qué no se implanta en todos los centros educativos?
Me llamo Paula Palacios Ponzoa y soy sexóloga. Siempre me ha gustado ayudar a la gente, por eso estudié auxiliar de enfermería. Sin embargo, en la práctica, este trabajo me afectó emocionalmente y tuve que dejarlo. Todo esto me hizo replantearme mi vida y decidí emprender un nuevo camino viajando a Estados Unidos y, guiada por esa necesidad de ayudar, estudié un master internacional de sexología y terapia sexual en Nueva York, donde viví por cinco años. Posteriormente volví a España y convalidé mi titulación. Ahora me dedico a ello.
Mi trabajo es complicado. Hablar naturalmente sobre sexualidad conlleva una constante lucha contra la sociedad. Los que nos dedicamos a esto no solo luchamos contra los jóvenes y adolescentes, sino también contra los padres y las madres que mantienen el sexo como un tema tabú en sus hogares.
Al hilo de las declaraciones, totalmente desafortunadas, de un adolescente “influencer” de nuestro país sobre sus relaciones sexuales, hemos podido comprobar cómo la sociedad necesita un cambio urgente y un sistema de educación sexual eficiente.
La educación sexual debería ser algo totalmente obligatorio en los centros educativos. No vale una charla o un taller, se necesita una asignatura. ¿De verdad es más importante saber hacer una raíz cuadrada que saber cómo se pone o para qué sirve un preservativo?
Además, sería interesante hacer partícipes del proceso a las familias. Es muy importante que los padres y madres hablen a sus hijos e hijas de educación sexual. Los niños y niñas de hoy en día no poseen la información necesaria y todo ello genera un problema social muy grave. La sexología no es solamente una práctica sexual, sino fundamentos básicos como el respeto, la compresión y el amor de la persona con quien vamos a compartir nuestra intimidad.
Si ofrecemos la información, nuestros hijos e hijas poseerán las herramientas necesarias para empoderarse, evitando así más casos de abusos sexuales o agresiones, además de una reducción masiva de embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual.
Por todo ello, me dirijo a las y los miembros del Congreso de los Diputados para que sean conocedores de la gravedad de la situación y tomen medidas al respecto.