Hola soy Pedro, estoy jubilado, vivo en Madrid y padezco esquizofrenia. Mentalmente estoy bien, la gente no nota que me pasa nada, pero una vez lo dices la mayoría te rechaza sistemáticamente. Inicio esta petición para pedir a las instituciones más información, campañas y normalización de la salud mental y de las personas que las tienen para acabar con los estigmas hacia nuestro colectivo. 

Cuando estuve en la mili me diagnosticaron esquizofrenia, un trastorno mental grave por el cual las personas interpretan la realidad de manera anormal. Sin embargo, con medicación y terapia se puede llevar una vida normal y estar bajo control. Yo he convivido con ella a base de medicación que te mantiene estable, pero no soluciona la raíz del problema, eso sigue ahí. Por eso, es tan importante la terapia y la atención psicológica, son esenciales para poder estar mentalmente bien. La seguridad social tiene que apostar por ello, ya que a mi la única terapia pública que me dan es una sesión cada seis meses. Por supuesto tengo que costearmelo por privado para estar bien porque los servicios de la sanidad pública son insuficientes. 

He trabajado durante 20 años en un mismo sitio y estuve todos esos años sin decir nada, porque no me convenía, porque la gente juzga. Una vez se hubo normalizado más la salud mental decidí atreverme y contar que tenía esquizofrenia. Hasta ese momento nadie se había dado cuenta y como esperaba muchos estaban reticentes y me rechazaban. 

Los prejuicios que tiene la sociedad acerca de la salud mental son enormes. Sin conocerte de nada, ya te rechazan. Somos un colectivo muy estigmatizado y muchos de nosotros estamos bien, tenemos nuestro trastorno bajo control, pero eso no se visibiliza. Los medios de comunicación tratan a la salud mental como historias morbosas y nosotros somos los damnificados. La mayoría de la población se queda con los titulares sensacionalistas y no va más allá.

Es por ello que pido al Parlamento de la Comunidad de Madrid que se visibilicen los problemas de salud mental y las personas que los tenemos. Necesitamos campañas que normalicen y desestigmaticen estos trastornos así como una educación que incluya estas temáticas en los centros educativos y laborales. Hay que acercar a la sociedad la realidad que viven muchas personas con un trastorno mental. Sin integración no hay sanación, integración social ni desestigmatización y eso es responsabilidad de toda la sociedad.

Además, desde la sanidad pública se deberían aumentar los recursos para la salud mental para poder ofrecer una atención continuada y de calidad a las personas, ya que no todas se pueden permitir acudir a especialistas privados.