Me llamo Pilar y he superado un cáncer de ovario.

En el año 2018, a raíz de varios antecedentes de cáncer en mi familia, decidieron someternos al estudio genético a mis padres, mis hermanas y a mi. Los resultados mostraron que tres de las cuatro hermanas éramos portadoras del gen BRCA1, el cual aumenta mucho el riesgo de padecer cáncer de tipo ginecológico, por lo que decidí someterme a una extirpación de ovarios. En la ecografía que me hicieron durante el preoperatorio vieron algo sospechoso y, dos meses más tarde, cuando me operaron, me confirmaron que se trataba de un cáncer de ovario.

Por suerte la enfermedad tenía buen pronóstico, ya que el tumor no estaba muy extendido. Para combatirla, me practicaron una histerectomía radical y, a continuación, me administraron seis ciclos de quimioterapia.

Dos años más tarde, en una revisión de control, observaron que tenía células cancerosas en el peritoneo, por lo que tuvieron que volver a darme quimioterapia. Ahora, ya recuperada, estoy siguiendo un tratamiento de mantenimiento.

Aunque me he sentido muy bien atendida durante todo el proceso, soy consciente de que el apoyo psicológico prestado a los pacientes oncológicos es, en general muy escaso. En concreto, en el hospital en el que me traté, únicamente había una psicooncóloga para todas las mujeres con cáncer ginecológico. 

Por ello, con esta iniciativa, pido a la Asamblea de Madrid que destine más recursos a la investigación del cáncer, así como al acompañamiento psicológico de las personas que están atravesando esta enfermedad.