El curso 2020/2021 se avecina con grandes incógnitas debido a la situación actual en la que nos encontramos, donde la incertidumbre es la gran protagonista. Siempre que nos hallamos ante un escenario nuevo o diferente surgen comparaciones, preguntas y reflexiones.

La comparación es clara y se hace entre la situación anterior a la pandemia y el nuevo contexto al que nos enfrentamos. 

Tras la fase de comparación aparecen todo tipo de preguntas en torno a la vuelta al cole: ¿Presencial o a distancia? ¿Disminución de ratios? ¿Grupos burbuja? ¿Distancia de seguridad?... 

Gracias a estas dos etapas anteriores podemos llegar a reflexionar sobre la situación que acontece.

En mi opinión, todo el mundo coincidimos en un cambio de paradigma de la educación ante la nueva situación, también estoy extremadamente de acuerdo en disminuir ratios (antes de la pandemia ya se exigía), así como aumentar el número de profesores. 

Un cambio de paradigma sería derrumbar los muros de la escuela, no sólo metafóricamente, hay que salir de la escuela, el aprendizaje se da en todos sitios. Debemos dejar atrás el concepto escuela, como el edificio o la instalación y percibirla como un espacio o lugar dinámico, que un día podrá ser el parque y otro día un museo. Con esto ganaríamos el ansiado espacio para cumplir la distancia de seguridad, podría ser presencial… comenzaríamos a dar respuesta a las primeras preguntas. 

Como hemos dicho anteriormente, nuevos escenarios vienen acompañados de nuevas preguntas. Ante esta nueva escuela, dinámica, amplia y que cada día puede “aprenderse” en un sitio diferente, aparecería la voz de las familias o incluso algunos compañeros de profesión, para alertarnos de la imposibilidad de llevar esta iniciativa a cabo en grandes núcleos urbanos. 

La idea de una escuela sin fronteras es de fácil aplicación en un pequeño pueblo, ya que apenas existe tráfico, disponen de grandes zonas verdes y diferentes instalaciones para llevar a cabo los distintos aprendizajes. Véanse los Centros Rurales de Innovación Educativa.

La dificultad se encuentra en las ciudades, donde los ciudadanos han sido perjudicados en favor de sus propios vehículos. “La ciudad de los niños” es un libro del autor italiano, Francesco Tonucci, en el cual nos da una visión clara de la lucha entre la ciudad y sus habitantes, tomando como parámetro el niño. Por tanto, la verdadera lucha vendría en las calles de la ciudad: ¿Están preparadas las calles de las ciudades para que los niños aprendan por ellas? ¿Tienen los niños su espacio dentro de las grandes urbes? Estas preguntas ya corresponden a alcaldes y gobernantes. 

En resumen, la vuelta al cole es la vuelta a aprender, y hemos comprobado en el confinamiento que se puede seguir aprendiendo fuera del edificio físico de la escuela. La vuelta al cole es la vuelta a las calles, recuperar los espacios peatonalizando las calles, dando prioridad al que se mueve a pie y por ende estas calles serán parte importante del aprendizaje de los niños. La vuelta al cole sería la vuelta a la libertad.