Me llamo Raquel, soy de Sevilla pero vivo en México desde hace años, soy actriz y soy una mujer trans. De hecho, hace poco interpreté el personaje de una mujer trans, Odaya, en una serie de televisión mexicana llamada Los pecados de Bárbara. Creo que es muy importante que desde el cine y la televisión se dé visibilidad a papeles como este.

Como muchas personas trans, recuerdo una infancia bastante difícil, especialmente en el colegio. Era una escuela concertada que hasta hacía poco era solo para niños. Empezaron a llegar niñas, pero igualmente en mi clase seguía habiendo una gran mayoría de niños, y yo no me sentía cómoda allí.

En los recreos, yo no quería ir a jugar con mis compañeros, quería estar con las niñas de otras clases, donde sí me sentía a gusto. El problema es que había una profesora que me decía que no me podía juntar con ellas, y me dejaba sola en una esquina. Esto hizo que me sintiera aún más bicho raro, cuando ya de por sí recibía burlas de mis compañeros de clase.

Cuando tenía 14 años y pasé a la secundaria, me cambié de colegio y se me abrió todo un mundo. Allí empecé a vestir como yo quería, me hice amiga de dos chicos gays, y me sentí acompañada y empoderada en todo momento. Luego, a los 16 años, empecé con la transición y a los 18 comencé los procesos quirúrgicos.

A pesar de todo el bullying que recibí en la infancia, teniendo incluso que correr para mi casa para evitar que un grupo de chicos me pegaran, creo que lo que me sentó peor fue el trato de la profesora. Era frustrante que una persona adulta, que es un referente y autoridad, no me dejara ser quien quería ser, y me dejara en evidencia delante de mis compañeros y compañeras.

Con esto quiero decir que, si las personas adultas que se encargan de la educación de niños, niñas y adolescentes (padres, madres y profesorado) siguen discriminando por el motivo que sea, difícilmente podremos prevenir el acoso escolar y crear espacios de seguridad para los niños y niñas LGTBI y otros colectivos susceptibles a sufrir acoso escolar.

Es por ello que quiero dirigirme a los miembros del Parlamento de Andalucía, ya que soy de Andalucía y son mis representantes en dicha cámara, para que se tomen más medidas para concienciar al profesorado y a los padres y madres sobre el acoso escolar. Así podremos fomentar la diversidad en todos los sentidos y ayudar a educar a las nuevas generaciones desde el respeto.