Pregunta para Eusko Legebiltzarra
¿Por qué no existe la educación nutricional en las escuelas, como parte de la prevención del sobrepeso y la obesidad?
Mi nombre es Raquel Pizarro, siempre he sido una “mala comedora'' y mi infancia fue horrible con la alimentación. A raíz de esa experiencia, cuando tuve a mis hijos, quise darle una vuelta a este tema para que ellos no crearan esos malos hábitos que yo había tenido. Empecé a documentarme, a leer mucho e informarme, hasta llegar a sacar la titulación oficial de dietista.
Creo que debemos cambiar los hábitos actuales en alimentación para prevenir enfermedades futuras, y eso hay que hacerlo desde la infancia que es cuando más moldeables somos. Por ello, pienso que una asignatura que comience cuando los niños y niñas están en el jardín de infancia es fundamental. En estas edades es cuando se adquieren todos los hábitos que durante la adultez se van a desarrollar. Me parece importante que en vez de darles unas galletas, los niños y niñas deberían aprender y ser partícipes en del desarrollo de su educación alimentaria.
Por ejemplo, habría que incluir fruteros en las aulas, en donde los niños y niñas puedan encontrar frutas variadas. Que les enseñemos a pelar frutas para darle independencia. Uno de los problemas es que hay muchos menores que no saben de dónde viene la fruta, se creen que creen que viene del supermercado. También, sería interesante incluir actividades como ir a la compra todos juntos, para que cada uno elija la fruta que va a comer durante toda la semana.
Este tipo de educación tiene que ser práctica e interactiva, para que ellos se sientan partícipes. De esta manera podrán interiorizar mejor qué van a comer o cuánto van a comer. No se trata de imponerles nada, sino al revés, que a través de la información puedan tomar sus propias decisiones. Hay muchas formas de incluir estas dinámicas y que además sean atractivas.
Por ejemplo, se pueden hacer batidos de fruta, helados… para acercar la fruta y la verdura a los más pequeños y que su consumo lo conviertan en un hábito. Al final, la escuela es el segundo factor más influyente en la educación tras la familia.
Es importante inculcar estas actividades en las edades tempranas porque cuanto más mayores somos, más hábitos tenemos ya interiorizados. Esto no quiere decir que estos hábitos sean imposibles de cambiar, pero la oportunidad la tenemos en la primera infancia. Aún así, con los más mayores podemos hacer actividades de crear una huerta o proponer la semana de las recetas, para que cada niño traiga un pequeño plato elaborado con los productos de esa huerta. Esta sería también una manera de acercar a casa estas dinámicas.
Educar a los niños y niñas de la primera infancia es fundamental, porque es la mejor manera de prevenir. No hay que olvidar que en España estamos en un 30% de sobrepeso infantil. Es importante que los menores, que son como esponjas, adquieran estos hábitos y valores. Por ello, me gustaría pedir al Parlamento Vasco que incluya una asignatura de educación nutricional en los planes de estudio.