La falta de referentes femeninas y la carencia de un plan de estudio inclusivo en la enseñanza de la arquitectura, junto a otras problemáticas, se traduce en una falta de equidad para las mujeres en este ámbito profesional. Para modificar esta situación de desigualdad es imprescindible y necesario empezar por los cimientos, la formación de las nuevas generaciones en la disciplina.

En los últimos 30 años, en las escuelas de arquitectura del estado español la incorporación de las mujeres a la disciplina ha ido aumentando significativamente.

Desde finales de la década de 1990, se ha observado un aumento masivo de alumnas a la carrera “Fundamentos de la Arquitectura” en la Comunidad Autónoma Vasca, superando al porcentaje de alumnos en la última década del pasado siglo.

Desde los inicios de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de San Sebastián (UPV/EHU) en 1977, la presencia femenina también ha ido aumentado progresivamente para comenzar a masificarse a partir de finales del siglo XX.

Según las estadísticas de Eustat, el 62% de las licenciadas en arquitectura en el curso académico 2018-2019 han sido mujeres. Lamentablemente esto no se refleja de la misma manera en el ejercicio de la profesión ni tampoco en las referencias femeninas incluidas en la bibliografía a lo largo de la carrera, donde más del 90% de las referencias son masculinas.

En la reciente investigación “Arquitectas (in) VISIBLES en Euskadi. La problemática que esconde esta invisibilización” (Benedet Veronica, 2020) su autora ha constado que, aunque el campo de la formación parecía ser uno de los más igualitarios por la mayoritaria presencia femenina en sus aulas, por el contrario, se sigue manteniendo una estructura muy masculinizada y con escasas referencias femeninas en su actual plan de estudio. Es precisamente aquí donde nacen estas desigualdades. Y, en este sentido, resulta muy difícil lograr un ejercicio de la profesión en igualdad de condiciones, si desde los ámbitos académicos no se promueve la igualdad.

Mientras la enseñanza de la arquitectura siga reforzando sus estructuras patriarcales a través de modelos masculinos, las nuevas generaciones de arquitectas carecerán de modelos donde reflejarse. Es preciso hacer una nueva lectura de la historiografía de la arquitectura que refuerce el papel de las arquitectas a lo largo de la historia. Será imprescindible, en consecuencia, trabajar en la creación de un protocolo y una metodología adecuada que permita revisar y renovar en profundidad la bibliografía de estudio actual para incluir a las referentes femeninas omitidas.

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