Me llamo Rocío y estoy segura de haber sido víctima de abusos por sumisión química. Cuando tenía solo unos 20 años, un conocido que era amigo de un familiar echó algo en mi bebida para intentar abusar de mí. En el Hospital fui duramente cuestionada y criticada por el personal sanitario: “creo que has bebido demasiado, solo es una mala borrachera”. ¿Qué medidas se están tomando para ayudar a las mujeres en estas situaciones?

Salimos con un grupo de amigos a tomar algo cerca de una discoteca, aunque inicialmente ni siquiera teníamos intención de entrar. Recuerdo que tan solo me bebí una o dos copas, pero pronto empecé a sentirme muy mareada. Tengo bastantes lagunas de aquella noche. No sé cómo ocurrió, pero de repente me encontré tirada en capó de un coche mientras un conocido del grupo con el que salimos intentaba abusar de mí. 

Por suerte mi amiga me sacó de allí antes de que él pudiera forzarme más. Me levanté del coche aturdida y me caí de frente en medio de la carretera. En ese momento mis amigos empezaron a ser conscientes de la gravedad de la situación y me llevaron al Hospital. No me acuerdo bien de la llegada al centro, solo sé que me sentaron en una silla de ruedas y me hicieron esperar en la sala de urgencias antes de pasar a consulta.

Cuando hablamos con el médico, mi amiga le explicó que creía que me habían drogado, pero él no le hacía caso. Me preguntó directamente que cuánto había bebido, pero no me creyó cuando le dije que solo había tomado una o dos copas: “yo creo que has bebido bastante más”. No dejamos de decirle que pensamos que habían echado algo en mi bebida, pero no me quisieron hacer las pruebas para comprobarlo. Me mandaron a casa y nunca volvimos a hablar del tema. 

A las mujeres nos siguen tratando de locas, nos invalidan y cuestionan a menudo. ¿Cómo vamos a denunciar si las personas que nos tienen que proteger no nos creen? Necesitamos tener más información para saber cómo actuar en estos casos, apenas sabemos lo que debemos hacer y si nos cruzamos con este tipo de negligencias profesionales quedamos todavía más desamparadas. 

No es la primera vez que me encuentro en una situación como esta. Hace unos años, en el cumpleaños de un conocido también intentaron echar algo en nuestras copas, pero por suerte nos dimos cuenta a tiempo. Siempre me ha pasado en entornos cercanos, con gente en la que confías. Esto es muy peligroso, pensar que no nos puede pasar por ir con personas cercanas es un error, hay que estar prevenidas.

Necesitamos ayuda, queremos sentirnos escuchadas y protegidas. Tenemos derecho a salir de noche sin miedo. ¿Cuándo van a tomar medidas desde las instituciones para lograr esto?