Cuatro pequeñas alegrías forman de nuestra historia familiar junto a mi marido y mi hijo biológico. Niñxs con acogidas que se mantienen, que estuvieron acompañadxs hasta que lo necesitaron o que se producen solo los fines de semana. Cada acogida llena de amor, y repleta de experiencias vitales que no podríamos haber vivido de ninguna otra manera.

Realidades que muchas familias no disfrutan, porque no existe un conocimiento de qué es la acogida. Sabemos qué es la adopción, qué es acoger a niños saharauis principalmente en verano, perola acogida nacional es “invisible”, una gran desconocidaen la que se ofrece refugio familiar a un niñx, que por sus circunstancias familiares, es separado de su familia biológica hasta rehabilitar su situación. Sin una acogida, esos menores pasan sus días internados en una residencia. 

Ellxs están ahí, pero nadie los ve, porque no existe una Cultura de Acogida, y son niñxs que necesitan que alguien les quiera, les cuide, que se preocupe por ellos y los vuelva locos de amor. Es cierto que en los centros tiene sus necesidades básicas cubiertas, pero en ellos no pueden conocer el calor de crecer en una familia, de saber que existe una realidad diaria en la que te acompaña una figura materna, paterna, que se trabaja, se compra, se juega, se cuida del hogar…. y sobre todo se convive y apoyan todos los miembros de la unidad familiar. 

Es decir, sin una cultura de la acogida, sin campañas que informen y promuevan el acogimiento familiar, más de 20.000 menores crecerán en nuestro país sin el derecho de saber qué es tener una familia. 

El desconocimiento, y la información errónea que se tiene sobre la acogida, son lacras que intentamos aclarar mostrando nuestra experiencia en Acogiendo_en_3_2_1 , y con esta petición, para promover el acogimiento familiar, que se normalice, y se den a conocer todas sus posibilidades con una gran verdad: El vínculo que se crea con un niñx que necesita sentirse querido y amado, es una relación tan personal, tan tuya, que no es necesario que lleve tus apellidos para quererlo como un hijx. 

Esto es la acogida, el poder ofrecer un núcleo familiar a un menor mientras tienen la posibilidad de seguir viendo a su familia biológica en visitas programadas, de forma natural, respetando su existencia y siendo conocedores de su realidad, dos familias, o dos mamás como dice nuestra pequeña de acogida de casi tres años.

En el acogimiento hay cavidad para todo tipo de familias, y se tiene en cuenta el tiempo que se le puede dedicar al menor, unos ingresos mínimos para su cuidado (a los que se añade una pequeña ayuda económica), y que sea menor en edad si ya existe un hijo en la familia. Estos son algunos tipos. 

• De Urgencia: Situaciones muy concretas que duran hasta que se resuelva la situación. Son periodos más bien cortos.
• Temporal: Para casos en los que se entiende que es muy posible el retorno, 1 o 2 años.
• Permanente: En los que los plazos de tiempo son indefinidos porque suelen ser historias más complejas de resolver. Nunca son una adopción, pero la familia de acogida se convierte en su referente, les da estabilidad y crecen sanos dentro de su situación, pero siempre siendo conocedores de su verdadera historia.
• Por programas: Acogida por periodos concretos de tiempo, que puedes ser fines de semana, periodos vacacionales o escolares.

El mayor error que se tiene con la acogida es el: y “si me lo quitan” porque vivimos en una sociedad en la que tenemos la necesidad de posesión, cuando en realidad ni mis hijos son míos, son de la vida. Se irán cuando ellos quieran y se sentirán unidos a mí por lo que yo les ofrezca. De igual modo son las relaciones de acogida, la creación de vínculos amorosos en los que todos ganamos: 

• Las familias de acogida: Porque salvan la vida de pequeñas personas al ofrecerles seguridad, de aportarles paz en su vida, sentirse parte de una familia y de su día a día. Esas heridas generadas por el abandono, el desamparo y la desolación… se llegan a remendar.
• Los hijxs biológicos: Para ellxs, cada acogida que llega a la familia es una bienvenida a un hermano más. Les abren su corazón el tiempo que estén en casa, y no paran de compartir y ofrecer su mejor versión. Lo viven de forma natural, entienden que hay niñxs con la necesidad de tener una familia, es la vida, y aunque no hayan nacido de su madre son sus hermanos y los nombran como tal.
• Los niñxs acogidos: Son pequeños que han vivido el desarraigo y la separación de sus padres. En las residencias está todo muy pautado, y vivir con una familia les hace volver a adaptarse. Asi que en el momento que se sienten cuidados y queridos es apasionante lo que se puede llegar a vivir, lo que ellos te dan a ti, como son de agradecidos, cariñosos, te conquistan el corazón… y las lecciones de aprendizaje y de vida que te dan… eso es algo increíble.

Así, son miles los niñxs heridos que necesitan una oportunidad para crecer en paz. Por ello las instituciones y la sociedad civil deben incentivar la acogida, (mayores recursos humanos y burocráticos) promover un contacto familiar adecuado, porque sin esa posibilidad, cuando estos pequeñxs cumplan 18 años, su mayoría de edad, se les obligará a abandonar la residencia, convirtiéndose posiblemente en una “lacra” social, porque no han tenido a nadie que les ayudase a levantarse cuando se derrumbaban, y arrastran traumas infantiles que podían haberse curado desde el amor, el cariño, y si hubiese hecho falta desde el apoyo psicológico.

Hay familias a las que le sobra amor, y niñxs que lo necesitan y sueñan con una oportunidad. Apostemos por ellos y vivamos una experiencia maravillosa, con momentos difíciles, pero superables desde el cariño y el amor que solo una familia sabe ofrecer.