Debemos enseñar desde la infancia la importancia de expresar las emociones para prevenir futuros casos de acoso. ¿Cuándo les daremos herramientas a las niñas y a los niños para que crezcan con buena autoestima?

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Me llamo Rosa, vivo en Valencia y trabajo en una escuela de Educación Infantil de atención temprana con niños y niñas que cursan esta etapa. Soy maestra de pedagogía terapéutica y voy cambiando de una clase a otra repartiéndome por el colegio. Junto con la tutora y el equipo de atención temprana y yo, vamos implementando la estrategia con el alumnado. Es un trabajo que aporta mucha energía y felicidad, no lo cambiaría por nada.

Sufrí bullying en el colegio cuando era pequeña. Por aquel entonces estaba normalizado que al tener una diferencia física con el resto, era algo habitual recibir comentarios por parte de compañeros y compañeras. Las burlas me dolían y yo quería ser aceptada, se aprovechaban de mi buen carácter y de que no me quería chivar. Yo tengo una hermana gemela a la que le pasaba lo mismo, hubo un día en el que estallé en clase y me puse a llorar, me molestaba mucho saber que parte del alumnado asistía a mis burlas como espectadores y no hacían nada.

En mi adolescencia una maestra se dio cuenta de lo que me estaba ocurriendo y me pidió que escribiese una carta. Ella quería ayudarme, pero al no tener la formación adecuada sobre los protocolos de acoso escolar, no hizo más que empeorar la situación. Le enseñó la carta a las personas que me hacían bullying y dejaron de molestarme pero me empezaron a tratar de chivata. Hasta que no pasan los años y te haces mayor, no eres consciente del todo de lo que has sufrido.

Nos sabemos muy bien la teoría y hablamos del acoso escolar y del ciberbullying, pero sigue ocurriendo lo mismo. Tienes dos caminos: Olvidar o remar para que estos casos dejen de producirse, este último es el que yo he elegido. Es importante comprender la psicología de todos los actores: Víctima, acosador y espectador. Me preocupan los espectadores porque no puedo entender cómo alguien ve que le están haciendo la vida imposible a una compañera y no hacer nada. Entiendo que muchas veces tienen miedo y prefieren guardar silencio a que vayan también a por ellos o ellas. Al principio pensaba que todo se reducía en salvar a la víctima y castigar a la persona que acosaba, pero me informé y pienso que hay que tratar a ambas partes. 

Pasaron los años y en un encuentro del colegio, volví a coincidir con la persona que me acosaba. Pude comprobar que la vida nos había llevado por caminos muy distintos y fue cuando me sentí plenamente orgullosa de la mujer en la que me había convertido.  Tardé mucho tiempo en contárselo a mis padres porque no era consciente de lo que estaba viviendo, esto sigue pasando porque en la infancia es muy duro contarle a tus padres que estás sufriendo acoso. Debemos preguntarnos qué podemos hacer para evitar estos problemas y estoy convencida de que tiene que trabajarse con la educación emocional.

Muchas veces veo comportamientos negativos en este sentido en niños muy pequeños y me llevo las manos a la cabeza, cada vez empiezan antes. Me gustaría recomendar a cualquier menor que esté pasando por una situación de acoso que lo diga, ese es el problema que tenemos hoy en día, no estamos enseñando a las niñas y a los niños a expresar sus emociones. Es vital que aprendan a reconocer sus emociones y a expresarlas para que no terminen siendo acosadores o víctimas. Debemos educar para que aprendan a valorarse y a tener una autoestima alta. 

En la infancia y la adolescencia el sentimiento de pertenencia al grupo es muy fuerte, esto puede llevar a que no te valores lo suficiente y hay que empezar por ahí. No se trata de pasar de los comentarios y que no te afecten, se trata de aprender a reconocerlos. Las personas de carácter fuerte pueden ser más dominantes y las personas más sensibles tienen que ponerse la armadura, esto es injusto. Hay familias que no saben cómo actuar, no tienen las herramientas para poder ayudar a sus hijos e hijas. Hay que sacar el dolor, hablando, dibujando o escribiendo. Mediante esa expresión emocional, la infancia sería mucho más sana. Deben confiar en las personas de su entorno o incluso buscar ayuda en internet, porque puedes conocer a otras personas que estén pasando por la misma situación de acoso.

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