Me llamo Ruth, soy de Madrid y mi hijo Aitor, de 10 años, tiene altas capacidades e hiperactividad. Por suerte, tan pronto como se lo identificamos, empezó a tener un seguimiento tanto educativo como médico, y nunca hemos tenido ningún problema relacionado con este tema.

Contamos con el apoyo de orientación y del profesorado y se le ofreció una flexibilización del curso para que Aitor estuviera motivado y estimulado en clase. Además, como es actor y tiene que estudiar muchos guiones, el colegio también se lo facilita para que pueda compaginar sus estudios con el trabajo.

Estoy muy agradecida por todas las herramientas que se nos han ofrecido para que mi hijo saque provecho de sus capacidades y haya podido encontrar su camino. Sin embargo, conozco a otras familias que no han tenido la misma suerte, ya que no han contado con el apoyo necesario en los centros educativos, y por eso creo que es importante concienciar sobre estas realidades.

Veo que a nivel social sigue habiendo una estigmatización hacia los niños y niñas con altas capacidades y/o hiperactividad. Sí hay un conocimiento sobre su existencia, pero hay mucho desconocimiento sobre lo que significan en realidad. Por un lado, hay la creencia generalizada de que las altas capacidades es algo tan sencillo como tener un coeficiente intelectual por encima de la media, cuando hay mucho más detrás.

Por otro lado, se tiende a juzgar a los niños y niñas con hiperactividad, pensando que quizá son malcriados, rebeldes, agresivos, etc. En nuestro caso, Aitor puede ser impulsivo a la hora de jugar o de interactuar con otros compañeros, pero esto no significa que lo haga con maldad. Debemos entender que tienen una forma de funcionar y pensar diferente, y deberíamos ser más tolerantes con estas diferencias.

Ante esto, quiero dirigirme a los miembros de la Asamblea de Madrid, ya que somos de Madrid y son nuestros representantes en dicha cámara, para que se lancen más campañas sobre las altas capacidades y la hiperactividad, especialmente en los colegios, para así dar visibilidad y concienciar tanto a familias como alumnos y docentes sobre estas realidades.

Como he dicho antes, estoy muy agradecida por todo el apoyo que hemos recibido desde que tuvimos el diagnóstico a Aitor. Por esto quiero que este mensaje sirva no tanto como queja o denuncia, sino como inspiración y sensibilización, para que la sociedad sea más inclusiva y tolerante ante diversidades de todo tipo.