Mi nombre es Salomé Beyer, soy una activista de 19 años y trabajo en pro de la igualdad de género. Cuando tenía 11 años escuché por primera vez el concepto de la inequidad de género en un modelo de Naciones Unidas al que asistí y, desde entonces, trabajo por esta causa. Ese mismo año, motivada por mi impotencia, fundé el primer club Girl Up en Colombia, una iniciativa de la Fundación de las Naciones Unidas centrada en países en vía de desarrollo. La iniciativa, que sigue vigente alrededor del mundo, se centra en la equidad de género, el 5to objetivo de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU. 

Lo que empezó como un club de 7 niñas pegando carteleras en mi colegio, The Columbus School (Colegio Cristóbal Colón), se convirtió en una coalición de más de 11 clubes Girl Up alrededor de Medellín. Así empecé mi camino como activista. Junto con otras jóvenes activistas seleccionadas a nivel internacional, hice parte de la Junta Directiva de Girl Up en Estados Unidos por dos años consecutivos y actualmente soy una joven líder (Young Leader) de una organización llamada Women Deliver de jóvenes líderes alrededor del mundo.

Entre todo lo que he hecho con estas hermosas hermandades y mis años como activista feminista, he llegado a la conclusión de que uno de los problemas que más perjudica a los niños, niñas y adolescentes en el país corresponde a la falta de educación sexual y reproductiva. ¿Por qué? 

En Colombia, especialmente en el campo, la falta de educación para niñas y adolescentes en este tema es una problemática prevalente. Además esta educación está, en muchísimos casos, limitada por ideales religiosos cuando, en principio, el Estado se autoproclama laico. Es increíble que la educación sexual y reproductiva del país sea nula o insuficiente, cuando debería estar incluida en los currículos de todos los colegios públicos del país. 

Mayores índices de embarazo adolescente que inevitablemente llevan a que las mujeres entren en un ciclo de pobreza. Pobreza menstrual, entendida como la escasa educación sobre salud menstrual y bajo acceso a productos sanitarios. Cultura de violación (rape culture) que normaliza los abusos sexuales y gira en torno a una dinámica de poder patriarcal. Incremento de enfermedades venéreas y falta de protección sexual. Desigualdad de género sembrada inconscientemente en niñ@s y adolescentes, e impulsada por una narrativa que fomenta la inequidad. Estas son algunas de las consecuencias de la falta de educación sexual y reproductiva. 

La falta de este tipo de educación afecta gravemente a la población infantil y juvenil. En primer lugar, se crea mucho desconocimiento sobre nuestros propios cuerpos. Hay niñas que ni saben qué es la menstruación hasta que les llega por primera vez e incluso paran de ir al colegio un tiempo por no saber cómo manejar la situación. La menstruación es un tema tan tabú que se ha normalizado tener que esconder tampones o toallas higiénicas. Es más, muchas niñas sufren de matoneo por esto. La sexualidad es igual de tabú. Hay jóvenes que ni siquiera saben qué es un anticonceptivo o, si sí saben, en muchos casos no tienen acceso a ellos por lo costosos que son. Y ni hablar de que no se nos enseña qué es el consentimiento ni su importancia, asunto que puede resultar en abusos sexuales. 

Tenemos que deconstruir la narrativa que aumenta la inequidad de género. ¿Cómo lo hacemos? Un buen primer paso es exigir que la educación sexual y reproductiva sea una prioridad educativa para nin@s y adolescentes en Colombia.  ¿Me ayudas? Con tu firma podemos visibilizar cada vez más el problema y, si llegamos a 350 firmas, se presentará la petición a los políticos del Congreso para que nos den una respuesta. Más que una firma, estarías apoyando a los miles de niñ@s y adolescentes que se ven afectados por esto. Difunde y comparte con tus contactos para que nuestra voz sea cada vez más fuerte. ¡Muchas gracias!

Aldeas Infantiles SOS patrocina esta petición. En nuestra organización buscamos fortalecer las capacidades de las familias para la protección, cuidado y crianza de las niñas y los niños y apoyar a los jóvenes que han perdido el cuidado de sus familias y ahora están en proceso de independización para que logren sus metas.