Me llamo Sara, soy de Madrid, soy matrona y sexóloga especializada en la sexualidad femenina. He ido a varios colegios para dar charlas sobre sexualidad y, si bien los alumnos y alumnas entienden lo que les explico, sigue habiendo mucha desinformación al respecto.

Recuerdo una vez que les propuse que me escribieran dudas de forma anónima, ya que así se sentían más libres a la hora de preguntar. Allí constaté que los jóvenes no tienen suficiente información sobre la sexualidad, y como consecuencia creen en mitos como que el preservativo solo sirve para prevenir el embarazo, que la penetración es lo que más le gusta a la mujer o que hay que llegar al orgasmo a la vez.

Esta desinformación no se ve solo entre los jóvenes. En mi consulta acuden mujeres adultas y, a pesar de sentirse cada vez más liberadas sexualmente, luego no saben qué es un orgasmo, no saben dónde tienen el clítoris o no saben dibujar bien una vulva. No solo hay un desconocimiento sobre anatomía, sino también sobre el propio placer. Si una mujer no sabe lo que le gusta, no se lo podrá transmitir a su pareja.

Tanto jóvenes como adultos hemos crecido sin tener las herramientas adecuadas para aprender sobre la sexualidad, y prácticamente todo lo que hemos aprendido ha sido a través del porno o de las películas románticas. En la actualidad, los adolescentes tienen acceso a una infinidad de información, pero no tienen una fuente fidedigna o un filtro que les permita buscar información veraz.

Hay muchísimas falacias sobre la sexualidad que se creen de forma generalizada, y hay que derribarlas para seguir avanzando, empezando por los colegios e institutos. Por un lado, en las aulas se debería hablar mucho más que de la parte biológica, lo que es la reproducción y las enfermedades de transmisión sexual. La sexualidad es mucho más, y se está obviando mucha información imprescindible.

Por otro lado, también habría que concienciar a los padres y madres. En general, vienen de unaépoca con mucha más represión en temas de sexualidad, y para ellos es difícil abordarlo. Es por ello que este tema les queda fuera, y deberíamos abrirles los ojos y plantarles la verdad sobre cómo están hoy en día sus hijos, cómo se relacionan y cómo tienen relaciones sexuales; mediante escuelas de padres por ejemplo.

Tanto en un caso como en el otro, es importante que se externalice la educación sexual, que no lo tenga que abordar el profesorado, ya que la sexualidad es tan compleja y requiere de tanta formación y de empatía que debe impartirla una profesional del tema, del mismo modo que un policía viene a hablar de seguridad vial o un dentista a hablar de higiene bucodental.

Ante esto, me quiero dirigir a los miembros de la Asamblea de Madrid, ya que soy de Madrid y son mis representantes en dicha cámara, para que se tomen medidas más resolutivas y se implante de forma efectiva la educación sexual en los centros escolares, dirigida tanto a los alumnos como a los profesores y a los padres y madres.

La sexualidad es algo inherente a la realidad humana, independientemente de las creencias y las ideas políticas que tenga cada uno. Si dejamos de ver la sexualidad como algo sucio y lo vemos como algo bonito (porque lo es) y como parte natural del comportamiento humano, podremos derribar muchos mitos que estamos arrastrando y que las generaciones que vienen detrás van a arrastrar por nuestra culpa.