Las circunstancias sanitarias que hemos vivido en los últimos meses han hecho que todos los profesionales de la educación hayamos tenido que adaptarnos al nuevo panorama que se nos ha venido encima. Máxime en el caso de todos aquellos que formamos parte de los servicios de orientación educativa: además de las funciones habituales, se han realizado tareas de acompañamiento al alumnado y a sus familias.

En resumen, hablando llanamente, hemos salvado en anterior curso como buenamente hemos podido. Pero, este, puede que resulte imposible. Dentro del caos que es la gestión del nuevo curso escolar con respecto a la Covid-19 nos encontramos con que, en lo que respecta a Asturias, la primera convocatoria para los profesionales de nuestro campo se adelantó al 20 de julio, antes de periodo de matriculaciones de alumnos y, por tanto, antes de conocer el número de alumnos existentes.

A esto hay que sumarle que, a sabiendas de que la comunidad ha recibido fondos del gobierno central para hacer frente a la emergencia educativa, en esta primera convocatoria, se han ofertado una quinta parte de las plazas que se ofertaron el año pasado. Sin embargo, peor es el hecho de que la segunda convocatoria se vaya a publicar una vez haya comenzado el curso escolar: la mayor parte de los interinos son destinados a centros educativos que no coinciden con los adjudicados el curso escolar precedente, lo que conlleva un periodo de adaptación profesional y personal que tiene como consecuencia la pérdida de un mes de trabajo en un inicio de curso atípico y que, sin duda, repercutirá sobre los alumnos. 

Además, hace unos días la Consejería de Educación de Asturias ha comunicado su intención de que los colegios busquen su propio sistema organizativo recurriendo al fomento de la competencia digital. Por si fuera poco, los alumnos con necesidades de apoyo educativas dejan de estar circunscritos a nuestros apoyos y pasan a los tutores. Se le añaden también la reducción de los apoyos a 15 minutos por sesión y la falta de personal docente suficiente para poder realizar los tan afamados desdobles en condiciones.

Creemos que, desde el gobierno de la comunidad asturiana, no se está valorando la labor de los profesionales que atienden las necesidades especiales de los alumnos. Somos un pilar fundamental de la comunidad educativa, un recurso educativo indispensable: acompañamos al alumnado en su diversidad, asesoramos a sus compañeros y compañeras, a otros docentes… y colaboramos para que todo el alumnado, desde sus distintos niveles de desempeño, desarrolle su máximo potencial. 

Por todo lo anteriormente expuesto, pedimos al gobierno del Principado de Asturias que adelante la segunda convocatoria de adjudicación de plazas a docentes especializados en servicios de orientación educativa a una fecha previa al inicio de curso, así como que se contrate un número de personal experto en este campo adecuado a las necesidades que exige cada centro, entre otras muchas cosas, y que se destinen los recursos económicos y de cualquier índole necesarios para garantizar una vuelta a las aulas lo más segura posible. Sin embargo, nuestra máxima petición es que se reconozca nuestra labor como servicio esencial y que, en consecuencia, se pongan a nuestra disposición los recursos necesarios para realizar esta labor.

La diversidad es algo inherente al ser humano y, por ello, necesitamos a un cuerpo docente que se encargue de materializar esa diversidad en el máximo potencial posible. Cuidemos a los servicios de orientación educativa, los necesitamos para nuestro desarrollo tanto como respirar.