Pregunta para Congreso de los diputados
Me llamo Silvia y a mi hijo, el día del parto, le provocaron un arrancamiento de plexo braquial que le ha producido una lesión irreversible. A pesar de eso, Sanidad no nos financia los tratamientos que necesita al completo. ¡Necesitamos ayuda!
Hola. Me llamo Silvia, soy de Extremadura y a mi hijo, el día del parto, le provocaron un arrancamiento de plexo braquial.
Mi hijo se llama Mateo y, actualmente, tiene 5 años. Durante mi embarazo tuve diabetes, por lo que se suponía que mi hijo iba a nacer más grande. El día del parto, vieron que efectivamente era un niño ‘grandote’, pero decidieron hacerme un parto normal.
Después de muchas horas con contracciones y empujando, vieron que era mejor utilizar material instrumental para sacar a mi bebé, pero al hacerlo, le provocaron un arrancamiento de plexo braquial, puesto que ejercieron más fuerza de lo que debían.
La lesión del plexo braquial más grave se produce cuando la raíz del nervio se desprende de la médula espinal. Entre los signos y síntomas de lesiones más graves, se pueden incluir los siguientes: Debilidad o incapacidad de usar ciertos músculos en la mano, el brazo o el hombro; Falta total de movimiento y sensibilidad en el brazo, incluidos el hombro y la mano; Dolor intenso.
Una vez que ocurrió todo esto, ni a mi pareja ni a mi nos informaron de nada, solo nos dijeron que nuestro hijo había nacido muy grande y que le han habían hecho un poco de daño en el brazo, es decir, que tenía una luxación en el hombro. Nosotros éramos padres primerizos y al ver que nuestro hijo tenía un brazo inerte, pedimos explicaciones. Ante esto, solo nos dijeron que no pasaba nada y que no nos preocupáramos porque se iba a curar en unos días.
Mi hijo nació un viernes, pero el lunes, cuando nos iban a dar el alta ya, nos pregunta la pediatra que si no sabíamos lo que le ocurría al niño. Le dijimos lo que nos habían dicho el resto de médicos –luxación en el hombro-, pero la pediatra nos dijo que no, que lo que tenía nuestro hijo era una lesión irreversible (parálisis braquial obstétrica completa), que seguramente sería de por vida, es decir, una discapacidad.
A raíz de eso, hicimos una reclamación patrimonial contra ellos, pidiendo una valoración del daño corporal. A la misma vez, nuestro hijo comenzó a hacer rehabilitación diaria y, a día de hoy, ya lleva 6 intervenciones quirúrgicas.
Cuando hicimos dicha reclamación patrimonial no nos contestó nadie durante mucho tiempo, por lo que iniciamos un proceso de contencioso administrativo, un proceso judicial.
Al año se produjo la primera vista en Mérida, pero la sentencia refleja que ‘no está muy claro la acreditación de una mala praxis'. Decidimos recurrir al Tribunal Superior de Justicia de Extremadura y también nos dijeron lo mismo, pero encima las costas las tendríamos que pagar nosotros, es decir, un total de más de 20.000€.
Esto es una vergüenza, puesto que normalmente hay mucha jurisprudencia con este tipo de lesiones, suele haber indemnizaciones. Nadie quiere que le pase nada a un niño, pero si llega a pasar –como es nuestro caso-, la vida de ese niño ya no va a ser igual nunca, por lo que deberían hacerse cargo de absolutamente todos los costes de tratamientos y derivados que sean necesarios para el bienestar completo de nuestro hijo.
Todo esto nos llevó a acudir al Tribunal Supremo de Madrid, pero no nos llegaron a admitir el trámite que presentamos y nos pusieron una cuantía de 2000€ más en costas. Es decir, en resumen, después de toda nuestra lucha, ahora tenemos que hacernos cargo de alrededor de 22.000€ solo en costas.
No tiene ningún sentido que, después de haberle provocado una afección de por vida a mi hijo y se haya quedado con 45% de discapacidad, nos tengamos que hacer cargo nosotros de los 22.000€ de costas, más todos los costes mensuales de los tratamientos que nuestro hijo necesitará de por vida. Sin incluir los muchísimos viajes que realizamos por diferentes comunidades autónomas para que los especialistas vean a Mateo, estancias, etc.
Actualmente mi hijo tiene una posición neutral del brazo y la palma de la mano abierta, pero no tiene destreza con la mano. El brazo solo lo puede flexionar un poco, pero no puede llevarlo hacia atrás ni levantarlo. Además, dos de las muchas operaciones que le han hecho a Mateo –hombro, antebrazo y mano-, las hemos tenido que pagar nosotros porque las listas de espera en pandemia eran enormes y necesitábamos operarlo de urgencia.
Nosotros tenemos claro que los partos se pueden complicar, pero en el caso de mi hijo, no hubo sufrimiento fetal. Lo que ocurrió fue por falta de conocimientos y hacer las cosas con prisa.
Además, no solo eso, a mí me han dejado secuelas físicas y emocionales. Estoy tomando un tratamiento psiquiátrico actualmente y acudiendo al psicólogo desde que ocurrió todo. Por una parte, una ginecóloga me quiso echar la culpa ante el Tribunal Médico diciendo que mi hijo había nacido así por mí. Y por otra parte, tengo secuelas físicas, me tienen que reconstruir los elevadores del ano y el cierre de apertura vaginal. Todo eso me lo provocaron al estirar de mi hijo en el parto.
Por todo lo plasmado, lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados para que haya más formación, conocimientos y empatía por parte de determinados profesionales sanitarios.
De igual forma, queremos que estén financiados en su totalidad por la Seguridad Social los tratamientos de mi hijo y que se anulen los costes de costas que tenemos que pagar después de que el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional nos haya desestimando nuestra petición. No tiene ningún sentido y seguimos luchando.
Lo que no se puede hacer es que, después de que mi hijo haya nacido con una lesión irreversible por culpa de las personas que me atendieron, nosotros tengamos que pagar alrededor de 300€ mensuales para afrontar todo lo necesario para que me hijo se encuentre en condiciones óptimas.
Por otra parte, queremos que haya un acompañamiento psicológico para el afectado y sus familiares cuando ocurra algo que pueda desembocar altibajos emocionales. Yo estoy acudiendo a terapia desde que di a luz, pero hubiera sido muy importante que la propia Seguridad Social se hubiera encargado desde el primer momento de nuestra salud mental.
Por último, exigimos una indemnización por daños morales. Queremos que se reconozca el daño que le han hecho a mi hijo y a mí, pero nosotros no somos los primeros afectados, existen muchos casos como el nuestro, desgraciadamente.
Nosotros no queremos conseguir nada negativo para las personas que me atendieron, no queremos nada penal ni pasar un periplo judicial ni nada por el estilo. Nosotros queremos que a mi hijo no le falte de nada, tanto ahora como en el futuro. Queremos que se garantice su bienestar y que nunca le va a faltar nada, sanitariamente hablando, debido a los altos costes que pudieran suponer, es decir, que todos sus tratamientos estén pagados en todo momento.