Pregunta para Eusko Legebiltzarra

He superado un cáncer de mama. Desde que empecé los tratamientos, mi salud sexual se ha visto considerablemente afectada. ¿Por qué no se incluye la figura de la sexóloga para acompañar a los pacientes oncológicos?

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Silvia Fernández Pregunta de Silvia Fernández

Me llamo Silvia y vivo en el País Vasco. En octubre del año pasado me noté un bulto en el pecho izquierdo. De entrada no le di importancia pero, transcurridas unas semanas, me empezó a doler y a molestar, así que decidí tomar precauciones y hablar con mi médico de cabecera. Conseguí tener cita con la ginecóloga de mi ambulatorio el 4 de diciembre de 2020. Me palpó, confirmó que efectivamente se trataba de un bulto y para asegurarse de que era benigno, mandó realizarme una ecografía y una mamografía en el Hospital de Donosti. Dicha ginecóloga me volvió a citar en su consulta el 19 de enero 2021, fecha en la que (supuestamente) me tendrían que haber hecho las 2 pruebas en el Hospital de Donosti y ella tendría ya los resultados. Pasaba el tiempo y al ver que no se ponían en contacto conmigo, empecé a llamar insistentemente al hospital de Donosti comentando que se estaban retrasando mucho en llamar para hacerme dichas pruebas. No fue hasta el 22 de enero de 2021 cuando me informaron de que mi volante había sido derivado al Oncológico y que estaban dando citas para hacer mamografía y ecografía en abril. Faltaban casi 4 meses. Como no estaba dispuesta a esperar tanto tiempo, decidí recurrir al servicio privado.

Gracias a este servicio, en una semana ya me habían hecho las pruebas pertinentes y tenían los resultados: no eran buenas noticias. Tanto el bulto como otras zonas del mismo pecho tenían un alto grado de sospecha de malignidad y necesitaban ser analizadas y biopsiadas de urgencia. A partir de ese momento, avisé a los médicos de la Seguridad Social de la gravedad de los resultados y la maquinaria de Osakidetza empezó a funcionar. Tras muchas pruebas, el diagnóstico fue concluyente: carcinoma infiltrante de unos 2 cm y una zona muy extensa (6 cm) de carcinoma ductal in situ. El 9 de marzo empezaba mi primera sesión de quimioterapia que acabaría terminando en agosto. En total realicé 16 sesiones de quimioterapia. Aun así, una vez terminado el tratamiento, los médicos pudieron comprobar que el cáncer no había remitido. Se tomó la decisión de operar. El 2 de septiembre entré en quirófano para realizarme una mastectomía completa.

Actualmente estoy recuperada de la operación pero, al ser un cáncer hormono-dependiente, he de continuar con un tratamiento hormonal sumamente "agresivo" a nivel de efectos secundarios. Dicho tratamiento tiene una duración de, mínimo, 5 años. Los efecto

s secundarios incluyen sofocos, dolores musculares y articulares, insomnio, dificultades en el habla y a la hora de expresarme, dolor de encías, sequedad en las mucosas, etc.

Cuando comienzas un tratamiento de quimioterapia, el primer día te dan un documento donde te explican los efectos secundarios más frecuentes que puedes tener con dicha medicación. Dos de esos efectos secundarios son el sangrado nasal y el sangrado bucal, ya que la quimioterapia puede provocar llagas y dolor en dichas mucosas. Sin embargo, en ningún sitio hablan sobre los efectos que puede tener la quimio sobre tu "otra" mucosa: la vaginal. Durante estos meses de tratamiento, he intentado tener relaciones sexuales con mi pareja sin mucho éxito ya que el dolor y las molestias eran sumamente intensos. He llegado a tener ligeros sangrados e incluso molestias al orinar. Son muchas las dudas y la incertidumbre que te invaden a este respecto. ¿Es "recomendable" tener relaciones sexuales durante la quimio? ¿Son normales las molestias al orinar, el sangrado, la sequedad extrema? No fue hasta pasados casi 5 meses de la primera quimio cuando me enteré, por causalidad, que existía un proyecto de Salud Sexual en el Oncológico donde me trataban y que allí había una sexóloga con la que podría resolver todas mis dudas. Tuve mi primera consulta con ella en julio de 2021: sentí un enorme alivio al encontrar a alguien que pudo poner nombre y apellidos a lo que me estaba ocurriendo y darme un tratamiento específico.  Desgraciadamente, el proyecto no ha conseguido el suficiente apoyo por parte de la administración y en octubre de este año 2021 este servicio ha sido anulado.

Ya no es solamente el aspecto relacionado con las relaciones sexuales, todos los tratamientos contra el cáncer traen como consecuencia cambios considerables en la imagen y en la percepción que una tiene de sí misma: los cambios físicos son muy visibles (caída del vello corporal, palidez en el rostro, ojeras, problemas de piel, infecciones y rotura de uñas, pérdida de peso, ...) mientras que los cambios psicológicos no lo son tanto (negación y no aceptación del cuerpo tras la mastectomía, dudas sobre la propia feminidad, disminución de la líbido, ...). Visibilizar estos cambios, aceptarlos, empoderarte y reconstruirte de nuevo desde la propia enfermedad, es sumamente difícil y mentalmente agotador especialmente si la paciente lo hace sola. Incluso me atrevería a decir que puede llegar a ser tremendamente traumático. Considero que es muchísimo más fácil y enriquecedor dar todos estos pasos con la ayuda y el acompañamiento de un experto en la materia; en este caso, según mi opinión y mi experiencia, de un/a sexólogo/a. Es por esto, principalmente, por lo que me dirijo a los políticos del Eusko Legebiltzarra, para que lean mi testimonio y puedan responderme a la pregunta: ¿Por qué no se incluye la figura de la sexóloga para acompañar a los pacientes oncológicos?

También quiero plantearles la necesidad que hay de invertir a favor de la figura del psicooncólogo. En mi caso, yo logré que me hicieran un seguimiento psicológico mensual (una consulta al mes). A día de hoy sigo teniendo este apoyo y, de momento, y para mí, es suficiente. Sin embargo, soy consciente de que para mucha gente que transita por una situación similar a la mía este seguimiento de una consulta cada 30 días no basta.

Finalmente, quiero poner de manifiesto la enorme demora que hay en la Seguridad Social para solicitar según qué pruebas ginecológicas, en este caso, imprescindibles para que diagnósticos como el mío se puedan tratar a tiempo. No estaría de más empezar a realizar mastectomías de prevención en mujeres de menos de 50 años. De nada me sirve "tocarme las tetas" para prevenir futuros diagnósticos graves, si luego no me dan cita para las pruebas correspondientes hasta pasados 6 meses.

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