Pregunta para Asamblea de Madrid

El TCA me ha hecho sentir incomprendida durante mucho tiempo. ¿Por qué no se trabaja para mejorar la atención al TCA y ayudar a prevenirlo?

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Silvia Martín Pregunta de Silvia Martín

Mi nombre es Silvia, tengo 19 años y padezco un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) desde los 12. Hace unos 6 años que comencé a tener una relación insana con la comida y con mi imagen. Me obsesioné por tener un cuerpo normativo, acorde a los estereotipos y roles de género socialmente aceptados. Las patologías me devoraban, empecé a restringir alimentos, contar calorías y pesarme cada día. 

La báscula se convirtió en mi peor pesadilla. Esta, como cualquier otra máquina, suele tener un margen de error. La que se encontraba en mi casa tenía un error que marcaba 100 gramos arriba o 100 gramos abajo depende del día. He tardado años en darme cuenta de esto. Cuando marcaba menos siempre me veía mejor, pero cuando eran 100 gramos de más la imagen que tenía de mí misma se distorsionaba causando un enorme dolor emocional. Los cuerpos estereotipados que nos muestran en la televisión y en redes sociales son en gran parte culpables de estos trastornos.

Empecé a trabajar por mi salud, tanto mental como física, hace un año y medio, cuando por fin encontré un espacio terapéutico seguro y asequible gracias al Seguro Escolar de la Comunidad de Madrid. Llevaba un tiempo acudiendo al psicólogo de la Seguridad Social, pero debido a los tiempos de espera y los pocos minutos de consulta nunca llegué a tener una atención adecuada. 

Al comenzar en esta nueva clínica me metieron en terapia de grupo y gracias a esto logré cambiar mi visión del mundo. Todo esto me ha ayudado a descubrir que, además de la presión social, la imagen física y la comida son meras vías de escape que, en mi caso, utilizaba para huir de la ansiedad generada por un perfeccionismo insalubre, abusos sexuales por parte de familiares y mala educación en cuanto a la vida en sociedad.

Aún me queda mucho camino por delante, pero gracias a la terapia he mejorado muchísimo. Por eso creo que es necesario invertir en salud mental. Esta debería de ser prioritaria dentro de los presupuestos generales del Estado. Poder ir al psicólogo o al psiquiatra no tiene que depender de cuánto dinero tengamos. La salud mental no puede ser un privilegio que solo unos pocos pueden pagar.

Además, pienso que todavía hay muy poca información social sobre los problemas de la conducta alimentaria. Para muchas se hace complicado tener que explicar qué es un TCA cada vez que alguien pregunta “¿cómo estás?”. Necesitamos campañas de sensibilización y concienciación para que todo el mundo sepa cómo tratar a una persona que está pasando por eso. 

Actualmente mi hermana tiene 12 años, los mismos que tenía yo cuando comencé a tener este problema. Ahora tengo miedo de que pueda pasar por lo mismo que viví yo. Por eso quiero pedir que desde los centros educativos se ofrezca la información correspondiente para prevenir los TCA y animar a las personas que padezcan uno a que pidan ayuda. Todo el mundo debe saber que se puede salir de esto con una atención adecuada. Los ansiolíticos pueden ayudar, pero no son la solución, necesitamos una atención psicológica de calidad para evitar que los adolescentes abusen de las pastillas. 

Por todo esto, quiero dirigirme a la Asamblea de Madrid para reivindicar la importancia de la salud mental y pedir que se trabaje para mejorar la atención a los TCA y ayudar a prevenirlos. 

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