Pregunta para Parlamento de Andalucía
Somos Candela y Manuel, somos hermanos y ambos sufrimos abusos sexuales en la infancia por parte de un familiar. ¿Cuándo se dará más formación, información y herramientas a los niños y a los padres y madres para prevenir y detectar casos como el nuestro?
Somos Candela y Manuel, somos hermanos y somos de Marbella. Ambos somos sobrevivientes de abusos sexuales en la infancia. Como en la mayoría de los casos, fue en el ámbito intrafamiliar.
El problema de los abusos es que suelen hacerse de forma paulatina. El abusador sabe muy bien a quién puede atacar, cómo hacerlo y cómo seducir al niño, por ejemplo mediante regalos o chantaje. En nuestro caso, la separación de nuestros padres nos hizo niños vulnerables, y nos sentíamos en ciertos momentos faltos de cariño. Nuestro abusador nos decía que nos protegía, que no nos iba a pasar nada con él, y se puso en el rol de protector. Además, al ser mayor que nosotros, se aprovechó de ese clima de confianza que había generado el hecho de haber crecido juntos.
Ninguno de los dos dijo nada a nadie, ni siquiera entre nosotros. Esto se debía básicamente a que teníamos un sentimiento de vergüenza y de culpa dentro, que nos acompaña a la mayoría de las víctimas, por no haberlo podido parar, sumado al hecho de que, desde pequeños, crecimos escuchando a un referente familiar decir que “si a una mujer la violan, es porque ella lo ha provocado”.
Fueron pasando los años como si no hubiera pasado nada. Es más cómodo callar, guardarlo en un cajón de la memoria, ya que ni siquiera éramos conscientes de la magnitud del problema, ni de todos los problemas psicológicos que los abusos habían acarreado a lo largo de nuestras vidas.
Cuando fui madre (Candela), algo cambió dentro de mí. Hubo una reunión familiar en la que vi a nuestro abusador coger a mi hija en brazos, y no sabía qué me pasaba. No relacionaba lo que me había ocurrido con ese malestar tan grande y profundo que empecé a sentir.
Empecé a ir a una psicóloga y me diagnosticaron un “trastorno adaptativo” por la maternidad, pero sentía que era algo interno que tenía que sacar. Cambié de psicóloga y con ella sí saqué el tema de los abusos, aunque me costó algún tiempo, porque hablarlo suponía abrir esa herida que llevaba años infectada.
Estuve con ella desde febrero hasta julio de este año, y no lo conté a mi familia hasta este junio. Me pasé toda la cuarentena callándomelo, ni siquiera se lo dije a mi pareja. La psicóloga me hizo entender que no fue mi culpa, que era una niña y que había estado sometida a una manipulación y a un miedo tremendo. Fue ahí cuando decidí contarlo a mi familia.
Cuando lo hice, Manuel se quedó en shock, porque hablar es una forma de materializar algo, y eso duele. En este caso, decir la verdad también significó romper la familia. Mucha gente no entendía por qué no lo había dicho antes, pero es algo mucho más complejo: el sentimiento de culpa, la vergüenza, el miedo…
Empecé a ir a la misma psicóloga que mi hermana (Manuel), y a las tres semanas le conté a Candela que a mí también me había pasado. Los dos fuimos a terapia psicológica y después psiquiátrica para medicarnos, ya que estábamos desbordados. A día de hoy seguimos con tratamiento farmacológico, aunque ya no tenemos sentimiento de culpa. Seguimos trabajando en otros frentes, ya que el abuso ha tenido muchas consecuencias negativas a lo largo de nuestras vida y que nos toca enfrentar.
Para nuestros padres ha sido muy doloroso, y a día de hoy siguen luchando contra ese sentimiento de culpa, de no haberse dado cuenta a tiempo, y haber dejado que esto ocurriera. Pero desde el principio nos creyeron, nos apoyaron y han estado dándonos todo el amor y la fuerza necesaria, así como la mayoría de nuestra familia.
Cuando nos ocurrió todo aquello, no supimos a quién acudir, estábamos totalmente perdidos y desamparados, aparte de no tener las herramientas para saber cómo gestionarlo. Es por eso que decidimos crear una cuenta en Instagram con el nombre de somostuvoz, junto con Andrés (pareja de Candela y psicólogo). Nuestro objetivo es visibilizar este problema, dar herramientas a los padres para prevenir o detectar los abusos en la infancia, así como fomentar la educación sexual y que los niños sepan lo que es normal y lo que no, y cuáles son sus límites. También ayudamos a víctimas para que se pongan en contacto con asociaciones. Nos han llegado casos de personas de 50-60 años que no lo habían contado nunca, para que vean lo difícil que puede ser llegar a revelarlo.
Es por esto que nos queremos dirigir a los miembros del Parlamento de Andalucía, ya que somos de Andalucía y son nuestros representantes en dicha cámara, para que se dé más información, formación y herramientas a los niños y a los padres en los centros escolares, con el objetivo de prevenir el abuso sexual en la infancia y detectar los casos lo antes posible.
Además, creemos necesario insertar en el currículum educativo de la comunidad un contenido específico de educación sexual, ya que desde los centros no se está trabajando. Creemos que, si no lo hacemos, no estamos fomentando una educación de calidad ni una enseñanza en valores suficiente o plena para luchar y prevenir el abuso en la infancia.
Hay un tabú horrible en la sociedad y un pensamiento equivocado de que eso no les va a ocurrir a sus hijos, cuando la realidad es que, según la OMS, uno de cada cinco niños sufre abuso sexual. Silenciar el tema hace que ni los padres ni los hijos tengan las herramientas para luchar contra esto, y a la larga puede haber consecuencias: problemas en la sexualidad y las relaciones interpersonales, ansiedad, trastornos de la conducta alimentaria y, en el peor de los casos, suicidio. Luchemos para que ni un niño/a más sea víctima de este tipo de atrocidades.