En mi casa, llevamos años subsistiendo con el Salario Social Básico, ayuda que depende las personas que convivan en cada casa. La ayuda que nosotras recibimos es de 574€ mensuales, con la que tenemos que pagar alquiler (300€, lo que supone más del 50% de ingresos), agua, luz y demás facturas, y hacer la compra. Con estos 574 euros, ni siquiera nos da para cubrir nuestras necesidades más básicas, como es obvio. Es una cifra ínfima que, con el precio de los alquileres, de la luz y de los productos básicos en España, no es suficiente ni siquiera para una sóla persona.

A esto se suma que tanto en Servicios Sociales, como en Cáritas, Cruz Roja y demás organizaciones de beneficencia nos han dado la espalda, tratándonos mal y haciéndonos sentir unas desagradecidas y unas egoistas simplemente por pedir ayuda. No estamos pidiendo nada que no merezcamos, estamos pidiendo ayuda para vivir en unas condiciones mínimamente decentes, una ayuda que las instituciones no nos ofrecen. Para que tu hija no tenga que sentirse mal mientras come con su madre pasando hambre, pero fingiendo lo contrario, justo al lado.

A los políticos se les llena la boca con eso de que todo el mundo tiene derecho a una vivienda digna, pero viendo lo visto, es lógico que lo consideremos un mantra vacío que repiten hasta la saciedad solo para hacer campaña porque, en cuanto te asomas un poco a la realidad, ves que hay más de un millón de personas (incluidos menores) viviendo en este país en esta situación. No es una cifra alarmante, es una cifra inadmisible, sobre todo para un país que presume de progresista y de mirar por el pueblo. 

Al pueblo no nos sirven las palabras ni las promesas, nos sirven los hechos, y el hecho es que la ayuda que recibimos por parte del gobierno no es suficiente para poder subsistir. En un país donde el paro es altísimo y donde el trabajo es mayormente precario, es obligación del Estado ofrecernos unas condiciones dignas en las que poder vivir.

Haciendo uso de nuestro derecho de petición, quisiera llamar al Gobierno de Asturias a legislar unas leyes de apoyo y protección a las familias que, como la mía, están en riesgo de exclusión social. Porque las actuales es evidente que no son suficientes.