Pregunta para Asamblea de Madrid
Ana necesita acudir a extraescolares como una niña más, y sin embargo, se la discrimina por su neurodiversidad. ¿Por qué no se tienen en cuentas las necesidades especiales cuando se organizan este tipo de actividades?
Ella es alegre, divertida, risueña, y sobre todo una enamorada de la música y la danza. A Ana le encantaría acudir a las extraescolares que realizan sus compañeros de clase, pero para ella, hay muy pocas, se llevan a cabo en lugares muy concretos y por supuesto son mucho más caras que las que se organizan en su centro escolar.
Las dificultades en el lenguaje, la conducta, o el desarrollo cognitivo… resultan ser motivo de discriminación en actividades que ella también necesita realizar como el baile o la natación para mejorar su motricidad, pero el aceptarla como alumna, es como querer tener un lujo, y en la mayoría de las ocasiones no existe esa posibilidad. Así, si ya es difícil encontrar alternativas en comunidades autónomas como Madrid y Barcelona, ni imaginarlo en poblaciones más pequeñas donde se reducen las posibilidades de encontrar profesionales con conocimientos terapéuticos. Más especialización, más caros y con horarios reducidos a los que hay que adaptarse sí o sí.
No solo queremos asistir a las obligadas citas de tarde con logopedas o terapeutas privados. Sino que queremos disfrutar de actividades ordinarias y comunes como el resto de niños de su edad y que les apasionan.
Por ello necesitamos mayor visibilidad, y que las comunidades sean conscientes de las necesidades de una parte de la población que requiere de más atención y mayores facilidades de acceso a actividades extraescolares. Una población que necesita ser autosuficiente, y a la que convivir con necesidades especiales, no le frena para ser feliz y seguir aprendiendo.