El pasado 26 de julio, el pequeño Joel de 5 años fue arrancado de su casa y obligado a irse a vivir con su padre, con el que no había convivido nunca, ni si quiera cuando era un bebé. Este cambio no ha sido sólo de residencia, sino que le ha obligado también a cambiar de colegio, de vida y de entorno familiar. A su propia madre sólo la puede ver durante una hora y media a la semana en un espacio tutelado, uno de los llamados Puntos de Encuentro Familiares.

Todo esto ha ocurrido porque el padre consiguió la custodia debido a que se acusara a la madre de "instrumentalización" de su hijo, o lo que es lo mismo, de Síndrome de Alienación Parental (SAP), un síndrome que el Consejo General del Poder Judicial desaconseja usar, pero al que los jueces recurren sin nombrarlo específicamente, para quitar la custodia a las madres.

Este proceso ha llevado al pequeño Joel a sufrir una situación de estrés inimaginable que ninguna madre o padre querría para su hijo. Joel ha llorado, se le ha caído el pelo, ha vomitado, ha mojado su ropa interior, ha comenzado a morderse las uñas...incluso ha llegado a declarar delante de los psicólogos que “no quiero vivir con Aita (papá)”, “quiero irme a casa con ama (mamá)”, “tengo miedo”, “mi Aita me pega”.

Todos los argumentos de su madre para tratar de volver a tener la custodia de su hijo son invalidados por los informes de los Puntos de Encuentro Familiares, que se argumentan en base al SAP. Y eso pese a que ella cuenta con informes favorables del perito psicológico-forense, a que aporta pruebas, a la oposición de la Fiscalía a que Joel esté con su padre, y pese a que hay una denuncia anterior por violencia de género tras una agresión del padre a la madre... la madre de Joel se encuentra en una situación de desamparo, en la que tiene que ver cómo su hijo está desprotegido por la Ley.

La familia está en una situación desesperada, pero NO son el único caso, hay muchas familias que se encuentran en esta situación. Por favor, ayuden a nuestros hijos e hijas, cambien la ley.