Pregunta para Congreso de los diputados

Ha habido un repunte de suicidios, especialmente entre la juventud española, a raíz del COVID. ¿Por qué no hay un plan estatal efectivo que visibilice el suicidio?

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Triskato Pregunta de Triskato

Soy Triskato, tengo 22 años y soy estudiante de cuarto año de psicología. Además, genero contenido en TikTok, donde la salud mental es uno de mis contenidos centrales y tengo poco más de 250 K seguidores. Creo que con esta audiencia tengo una responsabilidad social y por esto quiero informar a la población y ayudarles por medio de mis conocimientos en psicología.  

Pero aunque con mis contenidos busco priorizar la salud mental, este tema sigue siendo tabú en nuestra sociedad. Prueba de esto es cómo hace un mes, cuando la famosa actriz Verónica Forqué fue encontrada muerta en su casa el mes pasado porque se había suicidado, las cadenas de televisión y los medios de comunicación no mencionaban la palabra “suicidio”. ¿Por qué? Porque es tabú hablar del suicidio en nuestra sociedad. 

Se habla mucho de la muerte del COVID, pero de lo que no se está hablando es de las muertes que cada vez incrementan más con la pandemia y sus implicaciones: los suicidios. Según el informe que elabora anualmente el Observatorio del Suicidio en España de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio, España tuvo un máximo histórico de suicidios en 2020 representando la más alta cifra de suicidios registrados desde que se tienen datos (1906). Para los jóvenes, aquellos entre 15 y 29 años, el suicidio es la principal causa de muerte después de los tumores. 

Desde que empezó el COVID ha habido un repunte brutal de suicidios por las muchas implicaciones que ha traído la pandemia: tener que implementar un aislamiento social, no poder hablar cara a cara, no poderse reunir con sus familiares, entre muchas otras consecuencias. 

A raíz del virus ha cambiado muchísimo la manera de socialización y está nueva realidad también ha significado que muchas personas no logren adaptarse a los cambios. Las personas han perdido relaciones por el estrés que ha llevado al aislamiento, han perdido sus empleo por no poder adaptarse al teletrabajo, han perdido sus formas antiguas de relacionarse con medidas restrictivas como los pasaportes COVID y, lo más grave, han perdido bastante la esperanza por el miedo que ha significado la pandemia y la forma de las autoridades y medios de comunicar lo que ocurre. Así, muchas veces parece peor el remedio que la enfermedad. Peor aún, las autoridades no están centrando suficientes esfuerzos en la salud mental de los españoles. 

El suicidio es el final de muchos trastornos mentales como la depresión, ansiedad, esquizofrenia o los brotes psicóticos, aunque no solo ocurre en estos casos pues se pueden dar también en personas sanas con rasgos de personalidad depresivos o que estén pasando por una situación complicada que no puedan o no sepan abordar por falta de herramientas. Muchas veces ocurre porque una persona no puede gestionar su vida o no se sienten con fuerzas para vivir o para pedir ayuda abiertamente. Y muchas veces, antes de hacerlo, las personas que sufren de estas enfermedades mentales hacen lo que se denomina llamadas de atención que son intentos de suicidio que no llegan a su final o periodos en los que empiezan a comentar el tema constantemente por medio de chistes o burlas. De esto no se tienen registros claros, pero lo cierto es que a raíz de la pandemia la salud mental se vuelve cada vez más urgente. 

En esta sociedad se sigue tratando el suicidio como un tema tabú cuando deberíamos estar visibilizándolo y ayudando a muchas más personas a las que se les podría salvar la vida por medio de terapia y acceso a la información.

Sin embargo, como lo dice el Observatorio del Suicidio en España, el país no posee ningún plan o estrategia estatal para la prevención del suicidio. Han abierto un nuevo número de atención al suicidio, pero no se han puesto en marcha planes efectivos para combatir el suicidio, especialmente en la juventud. Visibilizar este tema y hablar de él sin tapujos es una forma de combatir la desinformación entre la población, pues si lo tapas y le cargas con estigma social, lo único que se consigue es que estas personas que lo están considerando finalmente acaben con su vida. 

Habría que educar a la población más joven y explicarles bien por qué es importante cuidar su salud mental y cómo lo pueden hacer. Las autoridades deberían hacer campañas en los institutos que realmente merezcan la pena y priorizar el cuidado de los jóvenes, pues son estas generaciones las que marcarán el curso del futuro. Así, mi pregunta al Congreso de los Diputados hoy es ¿Por qué no se está visibilizando este tema creando un plan o estrategia estatal efectiva para la prevención del suicidio, especialmente entre la juventud española? ¿Por qué no se está incrementando notablemente la inversión en salud mental pública?

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