Me llamo Vanesa y vivo en las Islas Canarias. Desde 2009, cuando tuve a mi segundo hijo, en las analíticas que me hacían se percibía que mi nivel de plaquetas era demasiado alto. Con estos resultados, acudí numerosas veces al médico para que resolvieran mi patología y empezaran a tratarla. Aun así, nadie le dio importancia. Presentaba síntomas como entumecimiento de las manos y los pies, cefaleas, picores cutáneos, etc.

No fue hasta enero de 2022 que mi oncohematóloga privada, después de valorar los resultados de las analíticas previas y de practicarme una de extraordinaria, me dio el diagnóstico. Padezco un tipo de cáncer llamado trombocitemia esencial crónica, una enfermedad maligna que se engloba dentro de los síndromes mieloproliferativos crónicos como la leucemia mieloide crónica o la policitemia vera.

Ahora hace dos meses que espero que me practiquen otra analítica para determinar, de manera definitiva, el tratamiento que tengo que seguir. Dependiendo de los valores que se extraigan de la prueba en cuestión, tendré que tomar quimioterapia en pastillas u algún otro tipo de citocorrector. El problema de mi patología no es el peligro que suponga la misma en sí, sino los efectos secundarios a los que puede derivar: ictus, infarto cerebral, etc.

Considero que mi enfermedad no debería de estar catalogada como una enfermedad rara, sino como una enfermedad poco investigada. En este sentido, creo primordial que se invierta a favor de su investigación con el fin de mejorar tanto su diagnóstico como sus tratamientos. Además, creo que muchas veces se asocia el cáncer con un prototipo de paciente con aspectos físicos concretos derivados de los efectos secundarios de los tratamientos y no debería de ser así. En este sentido, creo que se debería de invertir a favor de que, a nivel público, se fomentaran las campañas de concienciación social sobre todas las tipologías de cáncer con el fin de normalizar las patologías en cuestión.

Es por lo presentado que me dirijo a los políticos del Parlamento de Canarias, para que me respondan a la pregunta concreta: ¿Por qué además de mejorar la inversión destinada a la investigación, no se fomentan las campañas informativas sobre todos los tipos de cáncer para fomentar la normalización? También me gustaría poner sobre la mesa de las instituciones la necesidad de fomentar campañas sobre la importancia de donar médula ósea; a muchos pacientes con cánceres en la sangre les va la vida en ello.