Pregunta para Asamblea de Extremadura
Con 15 años superé un Linfoma de Hodgkin. Estuve ingresada en la unidad de oncología infantil aun siendo adolescente. ¿Por qué no se habilitan zonas en los hospitales para los jóvenes que padecemos cáncer y que no somos ni niños ni adultos?
Me llamo Victoria y vivo en Quintana de la Serena, en Extremadura. A finales de mayo del 2019 empecé a tener episodios de fiebre, cansancio, tos, etc. Mi madre me llevó al médico y allí nos dijeron que seguramente estaba incubando algún virus. Pero no nos dieron diagnóstico de ningún tipo. Con el paso de los días, yo seguía empeorando. Fuimos al médico de nuevo y nos dijeron lo mismo, que esto sería un virus que acabaría pasando. No nos quedamos tranquilas y decidimos ir a urgencias en el hospital. Allí me hicieron una radiografía y vieron que padecía neumonía y que tenía el mediastino ensanchado. Los médicos nos dijeron que ya nos llamarían para hacer seguimiento de la enfermedad.
En este punto, decidimos recorrer al médico privado. Cuando este me visitó, me tocó el cuello y percibió que tenía los ganglios inflamados. Decidió hacerme una ecografía y allí vieron que se podía tratar de un posible Linfoma de Hodgkin. Decidieron operarme para sacar una muestra de un ganglio y confirmar el pronóstico. Entonces me diagnosticaron, definitivamente, un Linfoma de Hodgkin. Empecé con un tratamiento de quimioterapia que estaba compuesto de 4 o 5 ciclos y que terminé en septiembre de 2020. Aun así, estuve ingresada en el hospital hasta finales de octubre por varios problemas que se derivaron del tratamiento. Tengo neuropatía periférica, que me causa debilidad, entumecimiento y dolor en los pies; los riñones afectados y además perdí mucho peso.
Durante el proceso de enfermedad estuve ingresada en el área de oncología infantil del hospital aunque yo era adolescente. Lo mismo les pasa a los jóvenes que tienen, por ejemplo, 18 años y que están ingresados en el área de oncología de adultos; a lo mejor no tienen mucho que compartir con compañeros de 60 años o el trato que desearía recibir el joven no es el mismo que le gusta recibir al adulto. Aunque el cáncer juvenil tiene menos incidencia que el infantil o el adulto, considero que es importante que se tenga en consideración el hecho de que estamos allí, que necesitamos nuestro espacio y que nos gustaría que se nos tratase como jóvenes; ni como niños ni como adultos. Es por esto que me dirijo a los políticos de la Asamblea de Extremadura, ya que son quienes me representan, para que me respondan a la pregunta: ¿Por qué no se habilitan zonas oncológicas en los hospitales que estén destinadas a los jóvenes que padecemos cáncer y que no somos ni niños ni adultos?