Me llamo Virtu y han pasado casi cinco años desde que mi hermana falleció de cáncer de ovario.

Cuándo se lo detectaron, ella tenía 45 años. Llevaba una vida sana y no había presentado ningún síntoma. De un día para otro, se notó el estómago hinchado y acudió al médico. Le diagnosticaron un cáncer de ovario que ya estaba en estadio 4. 

Recuerdo que, desde la última vez que la vi, cuando ella estaba perfectamente, hasta que la fui a visitar al hospital, solamente habían pasado 15 días. En cambio, cuando entré en su habitación prácticamente no la reconocía, pues había adelgazado mucho.

Le realizaron una cirugía de limpieza, tras la que empezó un tratamiento de quimioterapia. Lo estuvo siguiendo durante tres años, aunque hubo momentos en los que su cuerpo mostró rechazo a los fármacos que le administraban. El 28 de diciembre de 2016, su cuerpo no pudo más y falleció.

Por ello, me dirijo a las Cortes Valencianas con el objetivo de que destinen más recursos a la investigación del cáncer, a su detección precoz y a una mejor atención a los pacientes oncológicos.