Mi nombre es Yolanda, y estoy diagnosticada con Trastorno Neurológico Funcional, una enfermedad que puede llegar a ser incapacitante y que causa dolores considerables, lo que me ocasiona problemas para tener calidad de vida.

El camino doloroso empezó hace unos 20 años, cuando fui diagnosticada con otra enfermedad conocida como Guillain-Barre, en donde mi sistema inmunitario me atacaba los nervios. Pude ir al hospital para tratarlo, donde estuve ingresada.

De allí salí un poco mejor y seguí haciendo mi vida, sin pensar en lo que se convertiría más tarde. Había días en los que tenía brotes y la pierna derecha me temblaba. Traté de ser diagnosticada con este nuevo malestar, pero fue en vano: nadie sabía darme respuesta. 

Finalmente me dijeron que tenía que ir a Madrid (yo soy de Gijón), que me hiciera una resonancia y a partir de allí podría tener un tratamiento. Sin embargo, esta opción siempre fue difícil para mi. Tuve que pagar para poder atenderme por el privado, ya que todavía no era derivada por el Estado.

De vuelta en Gijón, intentaba hacer mi vida. Apenas trabajaba y no podía hacer nada. Ahora estoy a la espera de que me vuelvan a llamar para conseguir algún tipo de paliativo, porque a Madrid no me derivan porque estoy esperando un lugar en la unidad de tratamientos neurológicos de Asturias.

Es así que todos las personas con Trastorno Neurológico Funcional estamos desamparados. Esta enfermedad no es conocida y puede atacar diferentes partes del cuerpo, porque se concentra en los nervios. No a todos les afecta igual.

Tan solo conseguir el diagnóstico es muy complicado. Muchos médicos lo pueden confundir porque un pequeño error puede hacer fallar las pruebas.

Es por eso que tomé la decisión de salir adelante y contar lo que vivimos. Yo, por el momento, tengo una dependencia total. Tuve la suerte de poder cambiar de casa porque no podía moverme bien. A la calle tengo que salir con muletas porque sino es imposible caminar.

Como yo, hay muchos más pacientes que se sienten igual. Queremos que se vea; que vean que hay un problema y que se esfuercen en encontrar una solución. Por todo esto, es imprescindible que la sociedad esté informada del verdadero sufrimiento por el que pasamos.

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