Compromiso 1. La voz de la ciencia debe marcar la política de uso del agua
La sequía es uno de los impactos del cambio climático que más está afectando ya a nuestro país y también el que más preocupación e inquietud genera en la ciudadanía. Con diferentes grados y afecciones, todo el territorio sufre por la ausencia de lluvias: en Cataluña afrontamos restricciones en el uso y consumo, la cosecha de vid y olivo en Castilla la Mancha está amenazada, los ganaderos en Euskadi verán un incremento de costes porque ante la falta de pasto tendrán que comprar más forraje, la reciente ola de incendios en Asturias tiene que ver con una política forestal que no tiene en cuenta la escasez de agua…
Y en este contexto de sequía y preocupación general por la falta de agua, PP y Vox, haciendo caso omiso a las recomendaciones de la comunidad científica, aprueban legalizar la extracción de agua para regadíos, hasta ahora ilegales, en Doñana. Esquilmar el agua de la reserva natural más importante de Europa por motivos electoralistas es una barbaridad ecológica y una temeridad social que condena el futuro de Doñana y de toda la comarca.
La ciencia nos dice que debido al cambio climático cada vez lloverá menos y no podremos seguir utilizando el agua de la misma manera ni para el mismo uso que estamos haciendo ahora. Tenemos que adaptarnos y diseñar políticas de uso del agua compatibles con lo que será la nueva normalidad en España: la disminución generalizada de nuestros recursos hídricos.
Hablar de agua es hablar de consumo humano, agricultura, ganadería, bosques e incendios, biodiversidad, turismo, energía… El agua es un recurso fundamental en nuestra sociedad, nuestra economía y por supuesto también en nuestros ecosistemas. No podemos tomar decisiones que benefician a unos pocos y perjudican a la mayoría, obviando las recomendaciones de la ciencia. La política con mayúsculas se hace pensando en el bien común, afrontando las dificultades y haciéndose cargo desde ya de las grandes transformaciones que tenemos que emprender: con conocimiento, diálogo y políticas de apoyo social y económico a quién más se va a ver afectado por los impactos del cambio climático.
Durante la pandemia comprobamos la importancia de dos cosas: la primera, tomar decisiones políticas basadas en la evidencia científica; y la segunda, tener un gobierno que implemente políticas que acompañen económica y socialmente esas decisiones. En el contexto de alerta y preocupación que está generando la sequía y la irresponsabilidad que están demostrando algunos partidos, pido que frente a los negacionistas interesados y los intereses particulares se incorpore la voz de la ciencia en las políticas de uso del agua.
Tenemos una potente comunidad científica, comprometida con su país, con su futuro y con el bienestar presente de la sociedad. Tengamos en cuenta su trabajo, sus análisis y sus recomendaciones en un tema de crucial importancia para nuestro país como es el agua.
Por eso pido tu apoyo para exigir que se escuche la voz de la ciencia, que la evidencia y el criterio científico sean obligatoriamente parte del proceso de la toma de decisiones relativas al uso del agua.