Buenos días, Yolanda. Mi nombre es Álvaro Bayón, me llaman Vary, soy doctor en biología y divulgador científico, y una persona preocupada.

Mi preocupación tiene que ver con la reciente ley de protección animal que acaba de ser aprobada, y que en ella se mantenga una defensa de las colonias ferales felinas, defendiendo con ello un método, el CER, que no tiene eficacia a la hora de mitigar o eliminar los impactos medioambientales que las colonias causan (1), especialmente en entornos rurales e insulares.

Los gatos ferales representan un problema medioambiental muy real, causantes de pérdida de biodiversidad y de muchos impactos ecológicos allí donde se instalan, en un comportamiento que es propio de especies invasoras. A este respecto, multitud de profesionales relacionados con la ecología y la protección medioambiental, incluyendo el Consejo General de Colegios de Biólogos (2), más de 800 ecólogos y biólogos de la conservación (3) y las principales asociaciones de conservación de la naturaleza (SEO, SECEM, AHE, SECEMU y AEET; 4) se han posicionado abiertamente en contra de la figura de protección de las colonias felinas, y proponen que la ley debería promover la desaparición de las colonias felinas, y no estimular su mantenimiento. De hecho, está también probado que preservar las colonias no solo no resuelven el problema, sino que fomentan el abandono de gatos (5).

De hecho, un prestigioso grupo de investigadores liderado por la profesora Martina Carrete, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC) publicó un documento demoledor (6) en la revista Conservation Science and practice. Algunos de los autores de ese informe también han publicado, mucho más recientemente, en la revista The Conversation (7), y yo mismo he tratado este tema tan peliagudo en la revista Muy Interesante (8). Lamentablemente, he visto cómo la discusión política se ha doblegado a los intereses de sectores de dudosa ética, como los cazadores, pero el colectivo científico ha sido ignorado en este asunto, que, hasta donde he visto, no se ha presentado en discusión política en ningún caso.

Con todo esto, me gustaría saber si puedes indicarme cuál es la postura oficial —si existe— de la plataforma SUMAR. Cuando se trata de proteger un patrimonio natural, nuestra responsabilidad es abordar la problemática con el mayor nivel posible de conocimiento y aportar soluciones que realmente sean eficaces. Lo estamos viendo con el cambio climático, con las especies exóticas invasoras, con la pérdida de biodiversidad, y de forma más específica, con la situación que actualmente afecta a Doñana. Abordar estos problemas con el conocimiento científico en la mano, y bajo el asesoramiento de personas procedentes del ámbito de la ciencia, que hayan estudiado el tema en profundidad, es esencial. Nadie sabe de todo, y sin ese diálogo entre ciencia y política, es fácil caer en postura que, aunque vayan con la mejor intención, terminen perjudicando la biodiversidad que debemos proteger.

Realmente me interesa mucho, pues si SUMAR tiene una postura en favor de la ciencia y de la conservación del medio ambiente en este aspecto concreto, en el mismo sentido en que defiende tenerlo en otros temas que actualmente están saliendo a la luz —y me refiero, de nuevo, al problema de Doñana— me planteo muy seriamente formar parte del proyecto, de la forma en la que pueda hacerlo dentro de mis capacidades.

Un saludo, y muchas gracias. 

Vary.