Pregunta para Cámara de Diputadas y Diputados de Chile
¿Por qué aún no se trabaja en un plan nacional de cuidados de largo plazo que involucre a cuidadores formales e informales?
Acudir es una red de cuidadores que nace desde un grupo de enfermeras con el objetivo de visibilizar la falta de políticas públicas para los cuidados de largo plazo y buscar soluciones innovadoras a este problema.
Según la Organización Mundial de la Salud, por cuidados de largo plazo se entiende a la “gama de servicios que ayudan a cumplir con las necesidades médicas y no médicas de las personas con enfermedades crónicas o discapacitadas que no pueden cuidar de sí mismas. Éstos incluyen el diagnóstico oportuno, apoyo post-diagnóstico, servicios comunitarios de apoyo al cuidador, servicios de integración social, cuidados domiciliarios e institucionales en el caso de ser requeridos y cuidados al final de la vida. La mayoría de los países de altos ingresos cuentan con residencias estatales para otorgar cuidados de largo plazo (87%) y solo algunos de los países de medianos y bajos ingresos (36%). Mientras que los centros diurnos y programas de alivio al cuidador informal están presentes en el 86% de los países de altos ingresos y solo en el 14% de los países de medianos y bajos ingresos.
Sabemos que Chile va en camino a ser una sociedad envejecida, así mismo lo dicen las estadísticas como las estimaciones de Cepal/Celade, donde se proyecta que para el 2050 la población chilena tenga 6.430.169 personas con 60 años o más, lo que equivale al 31,6% del total del país.
Además, a estos casos de adultos mayores que necesitan un cuidador se suman niños, niñas, adolescentes y adultos en situación de dependencia y discapacidad, que son parte del 60% de los hogares más vulnerables del país de acuerdo a la calificación socioeconómica según Registro Social de Hogares.
Hoy en día no existen políticas públicas integrales vinculadas a los cuidadores de largo plazo, y somos testigos del gran porcentaje de cuidadores informales que asumen esta labor en los hogares. También hemos podido identificar un fuerte aspecto de género dentro de esta problemática, ya que la mayoría de los cuidadores informales son mujeres. Según cifras del Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), el cuidado de personas con dependencia es ejercido en Chile en un 89,6% por mujeres, mientras que estudios de personas con demencia en nuestro país arrojaron que el 95% de los cuidadores son familiares, principalmente esposas e hijas, y en su mayoría mujeres (75%).
La importancia de los cuidados domiciliarios radica en que la persona que requiere cuidados puede continuar viviendo en el entorno familiar rodeada de sus seres queridos. Sin embargo, el rol de cuidadora se naturaliza, pues se asume como un compromiso y un acto de amor, cuando en realidad es un trabajo que debiese ser reconocido y remunerado. Entendemos que lo que ocurre hoy es que quienes asumen esta responsabilidad dejan de trabajar y de cuidar de sí mismas, por lo tanto se empobrecen y adquieren una sobrecarga de cuidados que genera consecuencias físicas y psicológicas en su salud.
Ante esta necesidad decidimos articular la red de cuidados, con la idea de poder sumar a cuidadores formales y conectarlos con las personas que necesitan cuidados por medio de plataformas tecnológicas. De esta forma ayudarles, capacitarlos y hacerles seguimiento. Lamentablemente nuestra única forma de poder financiarnos es cobrando el servicio de manera particular. Esto nos impide llegar a todas las personas, aunque ya estamos en planes de buscar financiamiento para que esta ayuda llegue a todos los que realmente la necesiten.
Hoy existen algunas políticas que buscan combatir este problema, pero lamentablemente, son insuficientes. Por ejemplo, Chile Cuida es un Subsistema que forma parte del Sistema Intersectorial de Protección Social que el Estado está llevando adelante para entregar más seguridades y más oportunidades para la población más vulnerable. Este busca entregar, entre otras actividades, provisión de cuidados domiciliarios 2 veces por semana por parte de cuidadores comunitarios capacitados, otorgando así respiro al cuidador principal y empleo y capacitación a cuidadoras formales. Lamentablemente este programa se encuentra presente solo en 22 comunas del país por lo que no es suficiente para la realidad de Chile. Según la misma página de Chile Cuida, en el país existen cerca de 650 mil hogares con un integrante en situación de dependencia grave o moderada.
Por otro lado, sólo son 16 los Establecimiento de Larga Estadía (ELEAM) dependientes de SENAMA a nivel nacional, los que suman un total de 868 cupos.
Otra de las políticas públicas actualmente existentes, es un beneficio económico (estipendio) mensual que El Ministerio de Desarrollo Social (MIDESO) entrega a los cuidadores(as) informales de personas con dependencia severa y discapacidad inscritos en el Registro Social de Hogares, que para el año 2021 corresponde a un monto de $29.682 pesos, lo cual resulta insuficiente para adquirir los insumos mensuales de cuidados y está lejos de constituir un salario para el(la) cuidador(a).
Por todo lo expuesto anteriormente, levantamos esta pregunta dirigida a las autoridades: ¿Por qué aún no se trabaja en un plan nacional de cuidados de largo plazo que involucre a cuidadores formales e informales? Sabemos que se han trabajado en propuestas y programas que abarquen esta problemática, no obstante, creemos que fallan porque no incluyen en la discusión a enfermeras y técnicos que cumplen el rol de cuidadores formales, ni a familiares que estén llevando a cabo la labor de cuidadores informales.
Necesitamos la participación de todas y todos ustedes, ya que, si conseguimos los apoyos, esta pregunta llegará a las autoridades y nos tendrán que dar una respuesta en esta misma web. Ayúdanos haciendo clic en el botón “apoyar” y difundiendo esta pregunta por un plan nacional de cuidados para Chile.