Mi nombre es Adrianne, soy maestra en formación en Canarias. Durante mi experiencia como maestra y alumna de mi grado he notado un gran déficit que nuestro sistema educativo aún tiene que corregir

¿Otorga la educación española la misma importancia a la salud mental que a la física? 

No hay duda de que la importancia de la salud física es ampliamente reconocida. Así,  cuando un alumno o alumna sufre de alguna dolencia física, se les justifica la falta sin  dudarlo, pues se entiende que debe descansar hasta que se encuentre mejor.  Sin embargo, cuando los niños muestran signos de una pobre salud mental, solemos  restarle importancia, alegando que son “cosas de niños”.  

No obstante, los sucesos que tienen lugar en nuestra infancia son los pilares que  construyen una mente con la que lidiaremos por el resto de nuestra vida.  

Asimismo, malas relaciones con los compañeros, divorcio de los padres, muerte de un  familiar, conflictos sobre la propia sexualidad, racismo… son solo algunas de las  experiencias que pueden tener repercusiones negativas en la salud mental de un niño.  

“Una de cada cuatro personas padecerá alguna enfermedad mental a lo largo de su vida y  será antes de los 14 años cuando surgirán la mitad de estos trastornos.”, alerta Aldeas  Infantiles SOS. 

No obstante, aunque no todos padezcamos una enfermedad mental, todos tenemos salud  mental, la salud mental es nuestro bienestar emocional, psicológico y social. Afecta a  cómo pensamos, sentimos y actuamos. Por ello, si alguno de estos aspectos se está viendo  afectado en nuestro alumnado, debemos actuar.  

Es por ello por lo que demandamos que, así como los ciudadanos disponemos de un  sistema sanitario que nos atiende cuando tenemos una dolencia física, deberíamos tener  a nuestra disposición profesionales de la salud mental para el mismo propósito.  

Las Recomendaciones para la promoción de la salud mental de menores de seis años de  la Red Europea de Promoción de la Salud Mental destaca la importancia de facilitar  escuelas con currículo, programas y ambientes que promuevan la salud mental. 

Una manera de concretarlo, consideramos, sería implementar un sistema que permitiera  al alumnado disponer de un determinado número de faltas justificadas con motivo de  salud mental al trimestre.

Por eso quiero dirigirme a los políticos del Parlamento de Canarias para preguntar cuándo se tomará más en serio la salud mental de los alumnos hasta equilibrarlo con la importancia de las dolencias físicas, justificando las ausencias relacionadas con el estado de la salud mental.

Las familias deberán informar al centro, quedando constancia de que dicho alumno a  alumna no ha asistido debido a alguna cuestión de salud mental como puede ser; problemas con sus relaciones interpersonales en el centro. estrés o ansiedad respecto a los estudios, problemática familiar. preexistente enfermedad mental, entre otros.  

De esta manera, el centro tendría un registro de cuántos “Días de Salud Mental” el  alumnado está tomando y así poder detectar rápidamente cuando un alumno pueda  necesitar atención psicológica.  En este sentido, sería esencial que el centro dispusiera de un profesional de la salud mental  a quien poder referir a este tipo de alumnado. 

Por otro lado, para reforzar aun más la importancia de la salud mental en el ámbito  educativo, los centros educativos en su conjunto deberían ofrecer información veraz y  actualizada sobre salud mental a su alumnado y enseñar habilidades de gestión emocional  como una parte más del currículum.  

En definitiva, debemos otorgarle a la salud mental la misma importancia que le damos a  la física. La prevención y el acceso a salud mental son esenciales para garantizar una  verdadera salud integral y la educación debería ser la principal vía para conseguirlo.