Pregunta para Parlamento de Catalunya

LA CÁRCEL NO ES EL LUGAR PARA MI HIJO. Pedimos que se aplique una justicia restaurativa a su caso, empatía y compromiso para las personas con Trastornos de Conducta.

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Hola, soy madre de dos hijos y vivo en Barcelona (Cataluña). Actualmente, mi hijo mayor, de 26 años, se encuentra en prisión preventiva desde el pasado día 1 de octubre.  Iniciamos esta petición para pedir a las instituciones que se aplique una justicia restaurativa a su caso, empatía y compromiso.

En la adolescencia fue diagnosticado de TDAH y un Trastorno Negativista Desafiante. Eso, junto con el consumo de algunos tóxicos como el cannabis, lo llevó hace unos años a cometer pequeños robos que se fueron acumulando y el juez decidió que tenía que entrar a prisión. 

Allí pasó 26 meses, de los cuales 24 estuvo en una celda de aislamiento, ya que, debido a su trastorno, no se adaptó a los módulos. Esta experiencia provocó en él un estrés postraumático y actitudes y comportamientos agresivos. Cuando estaba en la cárcel me acuerdo que me decía “mamá, solo duermo. Duermo para que pase el tiempo y llegue el día siguiente”. Los presos que están dentro de una celda de aislamiento, además de solo poder salir una hora al día al patio, no reciben visitas de la trabajadora social ni ningún tratamiento psicológico. 

Actualmente, se encuentra en la misma situación. Desde el pasado 1 de octubre está en prisión preventiva. A los siete días de su internamiento ha sido trasladado al departamento del DERT (un lugar donde van a cumplir un castigo, debido a conflictos con otros internos, etc.). Estar en este departamento provoca un aumento del estrés emocional por el aislamiento y la falta de interrelación con otras personas. Además, al estar allí se les suspende el plan de tratamiento. En esta ocasión el aislamiento ha sido de una semana, aunque en menos de veinticuatro horas ha tenido conflictos con otro interno y de nuevo ha regresado al departamento DERT.... ahora mismo desconozco los días que le han impuesto.

Siento y veo como mi hijo se está deteriorando, el aislamiento empeora la salud mental de las personas con trastornos, y desestabiliza la sintomatología, ya que están sometidos a mucho estrés emocional, con pensamientos depresivos y de autolisis… Hace unos días me verbalizó que no soportaba esta situación y que se suicidaría… Ante esta situación y tras varios días insistiendo que quería hablar con el servicio médico y con la trabajadora social, interlocutora entre el centro penitenciario y la familia, lo conseguí, y debo decir que recibí un trato muy humano y empático, me sentí escuchada y sé que activaron un protocolo de control y seguimiento de mi hijo por parte del servicio médico del centro.

Junto con la Asociación de Familiares de Afectados por Trastornos de Conducta (AFATRAC) hemos decidido iniciar esta petición porque creemos que lo que necesita mi hijo no es más rechazo y sanciones, si no, atención y cuidados. Es por ello que pedimos a las instituciones que hagan uso de la justicia restaurativa, tratando de entender que la razón por la que comete estos delitos es por su enfermedad. La cárcel no es el lugar donde debería estar mi hijo; él necesita ayuda, no castigos. Necesitamos recursos nuevos, profesionales formados en estas patologías y centros específicos donde ofrezcan tratamientos que permitan, a personas como mi hijo, tener una vida digna y oportunidades de reinserción social y laboral. 

Desde AFATRAC nos damos apoyo entre las familias, compartimos y nos escuchamos las unas a las otras. Además, también intentamos crear recursos nuevos (como Rescatem, un proyecto de inserción laboral) y concienciar a la sociedad de la importancia de la salud mental y de la existencia de la justicia restaurativa. 

Teniendo en cuenta la situación que expongo, nos dirigimos al Parlament de Catalunya para pedirles:

  • Que se haga uso de la justicia restaurativa a la hora de juzgar a mi hijo,  siendo conscientes que está enfermo y que lo que necesita es atención médica y cuidados, no estar encerrado en la cárcel.
  • Empatía y compromiso por parte de la sanidad. No es un problema de educación, nuestros hijos e hijas están enfermos y deben de tratarse, asegurando los derechos que tienen como pacientes, pero sobre todo sus derechos humanos como personas. Sedarles cada vez que les pase algo, anulando su voluntad y dejándoles en una prisión a merced de cualquiera, no es la solución.
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