El acoso escolar que recibí en el instituto, junto con una serie de problemas personales, derivaron en una depresión que arrastro desde los 14 años. Esa época fue muy dura para mí, se metían conmigo por mi aspecto físico y me insultaban o amenazaban a diario. A pesar de las secuelas emocionales que esto acarrea no he podido obtener una atención de calidad a través de la Seguridad Social. ¿Cuándo dejará de ser la salud mental un privilegio? 

Me diagnosticaron depresión cuando cumplí 14 años. Empecé un tratamiento con psicólogos, psiquiatras y educadores sociales que no ayudaron demasiado. En un momento dado me dijeron que me tenían que dar de alta porque necesitaban que otra persona ocupase mi puesto así que dejé de ir a terapia y empecé a tomar la medicación que me recetaba mi médico de cabecera. 

Pasé cuatro años en una lista de espera para volver a internarme en un centro de ayuda psicológica para menores de edad. Durante este tiempo mis problemas no hicieron más que crecer hasta el punto de comenzar a tener ideas suicidas. Hace justo un año que intenté quitarme la vida para acabar con el dolor. Solo entonces me ingresaron y volvieron a proporcionarme atención psicológica.

A pesar de todos mis esfuerzos por sanar, no me ayudaron hasta que no crucé el límite. ¿Por qué no abordamos el problema desde la raíz? Ahora me dan cita cada cuatro meses así que la atención tampoco ha mejorado. Además, cada vez veo a un psiquiatra diferente o bien porque “está de baja” o “de vacaciones” o bien porque van rotando de centro. Debido a esto, tengo que contar mi trayectoria cada vez desde cero y tomar una medicación o una dosis distinta con cada médico. 

Es cierto que cada vez se da más visibilidad a la salud mental, pero todavía queda mucho que mejorar. El sistema de salud mental público no nos atiende como debería. No todo el mundo puede permitirse pagar un seguro privado, yo no puedo, ¿por eso merezco una peor atención?

Me siento abandonada, como un “bicho raro”. Ni los profesores ni el director del centro hicieron nada para frenar el acoso que recibí. Ni los profesionales sanitarios pudieron ofrecerme la ayuda que necesitaba. El sistema falla, deberíamos de abordar estos casos cuanto antes. 

Lanzo esta petición porque no quiero que nadie más se sienta de esta manera. Pido a las instituciones que de una vez por todas se de a la salud mental la importancia que merece. Se trata de la vida de miles de personas.