Pregunta para Junta General del Principado de Asturias
Cuando tu sexo biológico no se corresponde con tu identidad de género. ¿Cuándo darán más visibilidad y apoyo al colectivo trans? Mucha gente no supera la presión psicológica que conlleva este largo proceso de espera
Soy Aitor aunque, tal y como se ha encargado Facebook de recordarme estos días, hasta hace unos años me identificaba con un nombre femenino burocráticamente. He sufrido toda mi vida por tener que ser quien no soy, nunca me he sentido identificado con mi cuerpo y no entendía el por qué.
Soy de una ciudad pequeña como es Gijón y hasta los 15 años aproximadamente, no había visto a nadie que hubiera pasado por mi misma situación, hasta que un día, gracias a las redes sociales, entendí lo que me ocurría; en ese momento dije: “esto es lo que me pasa a mí, ahora sé quien soy”.
En el colegio sufría todo tipo de insultos sobre mi aspecto y mi vestimenta: marimacho, bollera de mierda... Recuerdo un día, hace casi 20 años, durante una excursión; conmigo había otra niña a la que le hacían demasiado bullying por su estado físico y no se atrevía a acudir sola al servicio, con lo cual, decidí acompañarla. Una vez dentro empezamos a escuchar gritos de nuestros compañeros diciendo “bolleras, son bolleras”. Teníamos 7 años y no nos atrevimos a salir del baño hasta que los gritos cesaron debido a la aparición de un profesor. No fue el único episodio de este tipo; no era lesbiana o “bollera” como todxs aquellxs niñxs decían, yo no me sentía identificado con mi cuerpo, no quería ser una niña, nunca lo había sido, quería ser un niño, eso era lo que sentía. Un día le dije a mi abuela “yo de mayor me voy a quitar esto”, refiriéndome a mis pechos.
Empecé a usar ropa masculina, adoptando así ese rol en la sociedad, hasta que tuve la edad, y la certeza suficientes para empezar con el proceso de hormonación; este proceso dura toda la vida. Es difícil de gestionar emocionalmente y bastante costoso en cuanto a cirugías se refiere; aunque la seguridad social cubra este tipo de operaciones, la lista de espera es bastante larga, por lo que la mayoría de personas trans que deciden operarse, suelen hacerlo por el ámbito privado.
A nivel burocrático, no pude cambiar mi DNI hasta pasados dos años con tratamiento hormonal, lo que psicológicamente llegaría a afectarme, rasgos físicos masculinos, cómo la barba, o mismamente el cambio de tono en la voz ya eran notables, pero mi documento de identidad tenía que seguir poniendo mi sexo biólogico, y mi antiguo nombre, algo que no concordaba.
Seguramente todo mi proceso hubiera sido distinto en una ciudad mas grande, donde hubiera podido tener referentes y sentirme identificado con alguien más, o si en el colegio me hubieran dado una educación más inclusiva, explicándome que no todo es ser chico o chica, que hay mucha más diversidad.
A día de hoy llevo una vida completamente normal y me siento bien conmigo mismo, sin catalogarme en ninguna etiqueta, como la de: “Soy un chico trans”, ya que es algo que creo que debería normalizarse, soy un chico y siempre me he sentido como tal.
Por toda mi experiencia con este proceso y todos los obstáculos que me he encontrado por el camino, me dirijo a los miembros de la Junta General del Principado de Asturias para dar más visibilidad y apoyo al colectivo, sobre todo a los menores.
Para empezar, es necesario que en los colegios se eduque más en la diversidad sexual para que lxs niñxs sepan que no solo se nace siendo hombre o mujer, necesitamos más referentes. Por otro lado, también necesitamos que los procesos de transición se aceleren y se reduzca la lista de espera para todxs aquellxs que deciden operarse.
Hay operaciones que no todo el mundo puede permitirse pagar por el ámbito privado, y eso ocasiona unos problemas psicológicos muy difíciles de solucionar y, en muchas ocasiones, daños irreparables.