Pregunta para Asamblea de Madrid
Soy Alba, tengo 18 años y he superado un TCA. A mi ingreso en el hospital los médicos me llegaron a decir que dos semanas más tarde no lo cuento. ¿Por qué no se invierte más en la prevención y el tratamiento de los TCA?
Me llamo Alba, tengo 18 años y soy superviviente de un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) del cual me recuperé definitivamente hace pocos meses, tras tres años de enfermedad y varios ingresos en el Hospital Universitario Infantil Niño Jesús de Madrid.
Los TCA no solo giran en torno a un problema, sino a un cúmulo de cosas que acaban por estallar. Echando la vista atrás, he podido darme cuenta de que mi TCA fue la manera de decirle al mundo que necesitaba ayuda. A mis 15 años decidí ponerme el peso del mundo en mis hombros, hacerme cargo de la gente que tenía cerca … un sinfín de factores que desencadenaron la enfermedad.
En ese momento no vivía con mi madre, sin embargo, fue ella quien se dio cuenta de lo que estaba pasando. Se volcó al máximo en mi y juntas intentamos superarlo. No obstante, fue muy complicado. Al hablar de TCA, hablamos de un problema mental, por mucho que quieras ponerte bien y quieras luchar en todos los aspectos de la enfermedad, hacerlo sin ayuda profesional es muy difícil, por no decir imposible.
En mi caso “tuve suerte” porque acudí al Niño Jesús por un dolor de tripa y gracias a que es un centro especializado en TCA pudieron detectarlo a tiempo. Me llegaron a decir que, si hubiese llegado dos semanas más tarde, no lo cuento.
La recuperación ha sido dura, ingresé en octubre de 2019 y permanecí allí hasta principios de la pandemia. Lo hice de diferentes formas, primero en planta y luego en el Hospital de Día. En mi caso no tengo queja, sin embargo, conozco a personas que han estado en otros centros donde les conceden mucha libertad y responsabilidad, algo que no ayuda. Por ello, me gustaría insistir en la necesidad de disponer con más recursos a nivel sanitario para que todas las pacientes tengamos un tratamiento seguro y adecuado.
Por otro lado, creo deberían educarnos para saber cómo afrontar ciertos problemas como son los TCA. No basta con ofrecer una charla y ya. Recuerdo que de pequeña recibí esta información, fue algo muy puntual y a una edad en la que no era consciente de todo lo que eso podría conllevar.
Ante esto, como adolescente y superviviente de un TCA, me dirijo a las y los miembros de la Asamblea de Madrid, por ser mis representantes en dicha cámara, para que se trabaje e invierta más en la prevención y el tratamiento de los TCA.