Pregunta para Parlamento de Catalunya

Los niños con TDAH y TND necesitan más recursos y apoyo fuera del horario escolar. ¿Por qué las familias tenemos que luchar con uñas y dientes para que los servicios públicos ofrezcan a nuestros hijos la atención que requieren?

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Alba Muriel Pregunta de Alba Muriel

Hola, soy Alba mamá de un pequeño de seis años que fue diagnosticado de TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) y TND (Trastorno Negativista Desafiante) hace apenas unos meses. Desde que era pequeñito yo sabía que mi hijo no actuaba como los demás niños y, aun así, me ha costado muchos años que le reconozcan su condición para poder tener una vida lo más adaptada posible a sus necesidades y con todas las garantías. 

Yo soy estudiante de educación infantil y monitora escolar, por esto, enseguida supe identificar qué le pasaba a mi hijo. Cuando empezó la guardería, no hacía caso, y en infantil se pasaba el día sin hacer ningún tipo de caso a las maestras y buscando el conflicto. Además, en muchos centros públicos no disponen de ninguna adaptación para casos como el de mi hijo. 

Nos hemos pasado 2 años intentando conseguir un diagnóstico, pero sin éxito. Sobre todo, por la vía pública, donde no nos han dado ninguna facilidad, como consecuencia de la falta de recursos públicos y de ganas por parte de los profesionales a los que nos dirigimos. En octubre del 2020, conseguimos que una fundación privada nos facilitara la ayuda  para niños con necesidades especiales aun sin tener un diagnóstico 100% real.

A día de hoy, desde que nació mi hijo, todavía no he conseguido tener un trabajo estable, ya que  necesita que dedique mi tiempo completo a estar con él. Somos una familia humilde que está intentando sacar el dinero de debajo de las piedras para poder cubrir todas las necesidades de mi hijo y al ser madre soltera todo se complica un poco más. Por este motivo, insisto en que necesitamos más atención fuera del colegio. La medicación que toma debe ir acompañada de recursos de aprendizaje que el centro público no dispone.  Esto significa que o tienes dinero para pagar las reeducaciones o mi hijo nunca va a conseguir que el tratamiento sea eficaz al 100%. Una terapia basada en reeducación, psicólogos/psiquiatras, más toda la medicación tiene un coste muy elevado que, en mi caso, no nos podemos permitir.

Durante la pandemia, la inexistencia de rutinas y de pautas escolares claras hizo que los factores de riesgo se activaran y, por ello, los especialistas se alertaron y pusieron en marcha el proceso para empezar a trabajar en su diagnóstico.

En abril de este año, obtuvimos todos los informes resultantes de las pruebas que le hicieron a mi hijo y la conclusión fue un diagnóstico de TDAH y un TDN moderado. Esto implica que tiene problemas para relacionarse con los demás y que busca continuamente la situación de conflicto, por lo que es muy difícil tratar con él y saber cómo llevarlo. A todo esto, se ha juntado la incomprensión social, ya que muchas personas piensan que su problema tiene que ver con la falta de educación, sin saber que no está, en absoluto, relacionado con eso. 

Me gustaría que los servicios públicos fueran más ágiles a la hora de diagnosticar una condición como la de mi hijo. También, me dirijo a los políticos del Parlamento de Cataluña para que faciliten más recursos para las familias con niños que padecen TDAH y TND, ya que nos encontramos con la dificultad de conciliar un horario laboral con el cuidado exhaustivo de nuestros hijos y, además, los recursos económicos escasean a la hora de financiar los tratamientos y terapias necesarias para nuestros pequeños. Buscamos una sociedad más inclusiva y el cambio tiene que empezar, cómo no, por parte de  las instituciones públicas.

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