Hola, soy Alejandra y mi padre falleció el 11 de junio de 2021, once días después de ponerse la segunda vacuna del COVID. Y desde entonces, hace casi un año, me he quedado totalmente desamparada. Nadie ha sabido dar la cara, nadie ha tomado acciones en ningún momento ni me han ayudado a sobrellevarlo. Tampoco se ha hecho nadie responsable de esta situación ni de mí, que me he quedado sin padre y sin casa. 

Mi padre siempre fue un hombre de campo y de muy buena salud, nunca se ponía enfermo. Pero tras la primera dosis de Pfizer tuvo una reacción muy grave, la cual le dejó sin fuerzas y siempre cansado, pero intentaba hacer vida normal. Cuando le llegó el SMS de que debía ponerse la 2º dosis de la vacuna y debido a la insistencia de medios y políticos, no dudó en hacerlo. Y fue a los 11 días de esa dosis cuando salí de mi cuarto en la casa en la que los dos vivíamos y me lo encontré en el suelo fallecido. Pedí autopsia judicial, pero tardaron horas en venir. Y es desde entonces que llevo tratando de pedir ayuda, de hacer justicia. Era un hombre totalmente sano de 68 años al que le quedaba mucha vida por delante. 

No hay derecho a que me haya quedado huérfana, sin mi padre, que era uno de mis pilares fundamentales. No he podido denunciar porque la cantidad de dinero que me piden es imposible de asumir para mí. Tuve que malvender la casa donde vivíamos y salir huyendo porque no podía mantener la hipoteca de mi padre. Pese a ser un hombre que tenía cotizados más años aún de los necesarios, todo se ha quedado en nada. En la autopsia se vio claramente que era un hombre sano sin ningún problema y que es la vacuna la que lo ha matado. 

Quiero de vuelta a mi padre, pero sé que eso ya es imposible. Su mayor deseo siempre fue que yo tuviese una casa, un techo bajo el que vivir. Y ahora estoy rezando para poder pagar todos los meses un alquiler. Necesito que se haga justicia, que se reconozca y se sepa lo que ha pasado en mi familia. Me he quedado totalmente sola, las instituciones me han abandonado. Por eso quiero ponerme en contacto con los miembros del Parlamento de Andalucía. No puede ser que, si mi padre fallece a causa de la vacuna del COVID, a mí no me den ningún tipo de ayuda para afrontar esta situación. Ya que mi padre ya no se va a poder hacer más tiempo responsable de mí, al menos que por parte de las instituciones me tiendan la mano. No paro de moverme y nadie hace nada, nadie me ayuda. Ni siquiera he podido acceder al psicólogo por la Sanidad Pública y mucho menos por la privada por mi situación económica. Me he quedado totalmente desamparada. No tengo una casa a la que volver, ni tengo un techo donde vivir por culpa de una segunda dosis de una vacuna en una persona que estaba sana.