Mi nombre es Alex, resido en Madrid y soy padre de dos niños de seis y nueve años. 

He vivido durante muchos años en el centro de Madrid, pero actualmente resido en un barrio de las afueras de la ciudad. Mis hijos se encuentran en edad escolar y, para llevarlos al colegio, solemos utilizar el metro, ya que es el transporte más rápido y cómodo para desplazarnos. 

No obstante, durante la franja horaria de las 8 a las 9 de la mañana, el metro de Madrid se encuentra abarrotado de gente: personas que acuden al trabajo, jóvenes que van a la universidad y, sobretodo, muchos niños que se dirigen a sus colegios. Los adultos intentamos adaptarnos y acomodarnos lo mejor posible a la situación, pero los niños terminan con la cara a la altura del trasero de los mayores, lo que les causa una gran incomodidad. 

Vivimos en una sociedad donde se anteponen las necesidades de los adultos a las de los niños. No hay más que ver que los bares siguen abiertos, y sin embargo se han cerrado todos los parques infantiles. 

Si tan solo se reservara un vagón para uso exclusivo de los menores o menores acompañados, durante las horas punta de entrada y salida de los colegios, esta situación podría solventarse. Se trata de una medida fácil de aplicar, y que no supone ningún gasto económico para las instituciones. Eso aseguraría el bienestar de nuestros niños.

Por este motivo, siendo de Madrid, me dirijo a los miembros de la Asamblea de Madrid para que tengan en cuenta esta propuesta y valoren la implementación de vagones de uso exclusivo de menores durante las horas de entrada y salida de los colegios.