Pregunta para Parlamento de Andalucía
La vida existe después del cáncer, y encararla puede convertirse en una ardua tarea. ¿Por qué se descuida la atención psicológica y estética de los pacientes oncológicos?
Hola a todos,
Mi nombre es Alicia, tengo 39 años y soy de Almería. Hace algún tiempo me informaron de que tenía una mutación de un gen BRAC1+, del que muchos habréis oído hablar, y a otros tantos quizá ni os suene. Esta mutación en el gen implicaba que tenía mayor probabilidad de padecer cáncer de mama y de ovarios, por lo que cada 6 meses me sometía a revisiones ginecológicas. Hace dos años me extirpé los ovarios y las trompas de Falopio para evitar riesgos por la sanidad privada, y estaba en la lista de espera de la Seguridad Social para someterme a una mastectomía profiláctica cuando me noté un bulto en el pecho.
Me sometí a una resonancia, pero el radiólogo no vio nada. No quedándome tranquila, solicité una ecografía en el hospital privado en el que trabajo, y la doctora lo vio. Tenía un tumor, y no me habían llamado aún para la mastectomía preventiva. Así comenzó todo, a finales de verano del año pasado. El 5 de noviembre me operaron a nivel privado, y pasé a recibir la quimioterapia por la Seguridad Social. A día de hoy sigo en tratamiento de inmunoterapia, siguiendo el proceso y encarando todo lo que viene.
El cáncer te obliga a sobreponerte, a enfrentarte a ti mismo, a tus fantasmas, tus miedos e incertidumbres. Te hace descubrir cuan fuerte eres, pero también te ayuda a destapar los grandes déficits del sistema que tenemos que soportar los pacientes oncológicos. Y la cuestión radica en dos aspectos claves: apoyo psicológico y seguimiento estético.
¿Parece secundario, incluso banal, cuando lo que corre peligro es tu propia vida? Quizá de inicio sí, y en primera instancia, como paciente, tan solo piensas en entrar al quirófano y salir sin tumor. Curarte. Perder de vista el cáncer. Lo mismo que puede pensar un oncólogo, cuyo impecable trabajo suele surtir efecto. Salvan vidas, al fin y al cabo. Pero no todo acaba ahí. Hay vida después del cáncer y esta a menudo se hace muy cuesta arriba.
A nivel psicológico y emocional existen muchas carencias. Nadie, o por lo menos desde mi vivencia, te ofrece apoyo psicológico. ¿Acaso no debería ser una parte más del tratamiento? Asimilar un diagnóstico así no es sencillo, al principio entras en shock, y luego toda tu vida cambia. Y le lloras siempre a la misma persona, al familiar cercano o pareja que convive contigo y batalla contigo cada día. Para ellos tampoco existe apoyo emocional, nadie que ayude a gestionar tantísimas emociones.
Al igual ocurre en el plano estético. Tras una mastectomía -como la que yo me sometí- mirarte al espejo te recuerda todo aquello a lo que te has enfrentado. Muchas veces una mala intervención o la escasa delicadeza de los cirujanos te llevará a no encontrarte bien con tu cuerpo. Acabas por sentirte culpable. Los oncólogos hacen un trabajo irreprochable, honorable, pero a menudo se centran solo en el hecho de “curar la enfermedad”, cuando la mente golpea fuerte un tiempo más tarde. ¿Cuándo se tendrá en cuenta dentro de una Unidad de oncología la importancia de la estética y de una intervención plástica, antes las secuelas psicológicas que puede acarrear una persona?
Son muchas las aristas que rodean un proceso oncológico. Son muchas las carencias percibidas por un paciente que se siente perdido y desolado en su transitar por la enfermerdad. Te avasallan las dudas sobre aspectos tan corrientes como tu rutina diaria. Y mi pregunta es: ¿Por qué no existe una guía, una serie de pautas informativas de la vida que debe seguir un paciente oncológico? Ejercicio, alimentación, descanso… El desconocimiento y la falta de muchas explicaciones puede volverse muy frustrante.
Por todo ello, porque la vida existe después del cáncer, y encararla puede convertirse en una ardua tarea: ¿Cuándo se dejará de descuidar la atención psicológica y estética de los pacientes oncológicos? Extiendo mi petición a ustedes, políticos con representación en el Parlamento de Andalucía, para que actúen en consecuencia. Espero su respuesta.
Y, por último, daros las gracias, a todos vosotros, amigos, familiares, conocidos, que me habéis acompañado en este camino y que hoy lo seguís haciendo, compartiendo y difundiendo esta petición.