Todo mi apoyo
Hola, Alicia
En la Comunidad contamos con recursos como los Servicios de Salud Mental de Distrito, clínicas ambulatorias de TCA que ofrecen tratamiento individualizado y cuidados específicos, hospitales de Día con tratamiento intensivo (el Hospital Universitario Santa Cristina dispone de 40 plazas), subunidades de Hospitalizacón Breve de TCA tanto para menores como mayores de edad o la Unidad para Trastornos de la Personalidad y de la conducta alimentaria del Clínico San Carlos, entre otros.
Somos conscientes, además, que la pandemia ha aumentado los problemas de Salud Mental y por eso la presidenta presentó en febrero un Plan de Salud Mental y Adicciones 2022-2024, con atención domiciliaria para niños y adolescentes. Las nuevas unidades serán atendidas por 28 nuevos especialistas que conformarán 14 equipos y dependerán de los Hospitales de Día Infanto-Juveniles. Supone, además, la contratación de 370 nuevos profesionales especialistas y tiene una dotación de 45 millones de euros. Este mismo año se sumarán 259 profesionales, entre los que habrá 90 médicos, psicólogos clínisos y enfermeras. También se pondrán en marcha 4 nuevos hospitales de día con 54 profesionales. Y habrá 21 nuevos equipos de prevención del suicidio y se van a aumentar en 40 camas la atención de media estancia.
Debo decirte que en mi opinión tienes razón. Hay que dar visibilidad a esta enfermedad, que, evidentemente, no es culpa del enfermo y concienciar acerca de su gravedad.
Estoy segura que con esfuerzo y atención por parte de los profesionales y, por supuesto por tu gran valentía, conseguirás que vuelva la Alicia de antes, como dices.
Un abrazo,
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Dicen que la anorexia (como cualquier otro trastorno alimentario), es un problema físico. Una forma de llamar la atención, que podemos pararlo cuando queramos y que en realidad somos unos egoístas. Qué equivocados estamos.
Los que padecemos Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) sabemos que esta es una forma de arrebatarnos la vida, de tener constantemente un demonio en la cabeza diciendo que no eres válido, que no vas a conseguirlo, y que NUNCA SERÁ SUFICIENTE.
Hola, me llamo Alicia, tengo 18 años y sufro anorexia nerviosa desde los 13. Me encuentro en plena batalla de derribar a este monstruo que me machaca la cabeza a diario, que ha arrasado mi alrededor, y mi forma de ser. Es increíble el daño que te puede hacer sin darte cuenta…hasta que alguien te intenta abrir los ojos, y el primero fue mi padre, en una de nuestras visitas al Bernabeu: “Alicia, ¿tienes algún problema con la alimentación?, no, le respondí (no era consciente de ello.) “Estás cambiada, antes eras un aniña encantadora ahora estás irritable, con muchos cambios de humor”. No solo estaba viviendo un cambio físico, sino también mental.
Mis obsesiones ya habían comenzado:
- Me encantaba hacer deporte y lo usé de forma compulsiva para bajar de peso.
- Vestía ropa ancha para tapar cada kilo de más.
- Comencé a restringir alimentos.
- Vomitaba a escondidas. Da igual si estaba en casa o con amigos, siempre lo negaba.
- Me miraba en el espejo haciendo un análisis exhaustivo de cada parte de mi cuerpo.
No era consciente de que tenía un problema.
No fue hasta en una de esas negaciones de vómito, cuando mis padres optaron porque fuera a un psicólogo privado. Mi gravedad era tal que me ingresaron en el Hospital un mes, en contra de mi voluntad. Aislada, sin noción del tiempo, vigilada y con una mirilla en el baño. En la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria (UTCA), cualquier privilegio te lo tenías que ganar (paseos, talleres, visitas…)
En una de esas terapias de grupo, fue la primera vez que me di cuenta de mi enfermedad. Esas chicas, que yo veía mal, contaban experiencias y acciones con las que yo me identificaba.
Alicia quería salir, pero el confinamiento de la pandemia no ayudó a ello. Una compañera de ese grupo de terapia se suicidió tirándose por la ventana. Uno más de los muchos que ocurrieron por la falta de atención médica. No se tuvo en cuenta a las personas que padecían ansiedad o TCA, la atención telefónica se reducía a una llamada al mes, y era insuficiente.
La anorexia y la bulimia han provocado en mi vida tres intentos de suicidio: ingesta de pastillas, ahorcamiento o tirarse por la ventana como mi compañera. El demonio que llevas dentro, ED (Eating Disorder), tu peor pesadilla, te pregunta. ¿Quieres seguir con esta soledad, o prefieres terminar con el sufrimiento?
También he vivido nuevamente otros dos ingresos hospitalarios. Uno en la Unidad de Psiquiatría, del que tuve muy mala experiencia, y en la UTCA, de otro hospital al ser mayor edad.
Salir de este agujero es un proceso lento, muy lento. Y te ves obligado a recurrir a profesionales privados porque en la sanidad pública, no hay suficiente personal ni recursos para el gran volumen de pacientes que sufren Trastornos Alimentarios.
De hecho, yo no he sido consciente hasta hace tres meses, que he sufrido bullying durante 6 años. Sabía que lo pasaba mal al ir al instituto porque la gente no me hablaba, que tenía problemas, que mis notas bajaban para lo exigente que yo era, pero nunca le quise poner nombre, ni quise darme cuenta de la gravedad y si embargo ese fue el detonante de todo.
Me refugié en la comida para tener el control de algo, y ese algo, me había controlado a mí.
Por ello considero que es fundamental dar visibilidad a los Trastornos de la Conducta Alimentaria, concienciar sobre su gravedad y sobre la importancia de cuidar la salud mental. Impedir que sea un tema tabú en la sociedad.
El TCA es una enfermedad que te arrebata la vida poco a poco, que te hace débil, sensible, te anula. Es un problema de salud mental, y eso no se elige, ni es culpa nuestra.
Para que vuelva Alicia de antes, y muchas otras personas puedan recuperar su vida. Ahora toca luchar, por los que se fueron y nos quieren ver triunfar desde el cielo, y por todos los que están a nuestro lado a pesar de los momentos tan malos que les hacemos pasar.
Gracias a Pablo, Hugo, mis hermanas y mi madre por ayudarme a avanzar, sin vosotros no hubiera sido posible. Y gracias a ti Rodrigo, por haberme dejado seguir jugando para poder salir de los ingresos, eres el mejor entrenador de fútbol que he podido tener.
A todos, luchar por vosotros, nosotros, por salir adelante y porque esta no sea sólo una historia más que contar.